viernes, 10 de mayo de 2024

 

* 24/20.  GOZÓN DE UCIEZA (Palencia). Costumbres perdidas: La chiborra.

Esta fiesta, se celebraba en el pueblo, todos los años el día que caía el martes de Carnaval. Ése día no había escuela, ya que éramos los chiguitos (niños) en edad escolar quienes lo celebrábamos a lo grande.

Para celebrar la misma, nos juntábamos todos los chicos de la escuela y preparábamos la fiesta a conciencia. Llegado el día, varios de nosotros nos vestíamos de “chiborra".

El “traje” de los chiborra se componía de: un pantalón, una camisa y una chaqueta de las más grandes, peores y más viejas que encontrábamos cada uno en casa, incluso si estaban rotas, mejor que mejor. Luego, nos colocábamos una careta de cartón pintada con los más feos colores para tratar de dar miedo, echa por nosotros mismos.

Un “estropajo”. Éste artilugio se componía de un palo de metro y algo de largo, al que atábamos en una punta varios trapos largos, y rotos, que llenábamos de agua y barro.

 Cencerros y esquilas. Y por fin, llevábamos atadas a la cintura, varias esquilas de las que se ponían a las cabras y ovejas, y unos cencerros  de los que llevaban las vacas, para tratar de hacer el mayor ruido posible.

Y ataviados con toda ésa parafernalia, “los chiborra”, acompañaban al resto de chiguitos (niños), que vestidos también con ropajes similares y armados también con palos, y provistos de diversos cestos y cestas de mimbre.

Y así de dicha forma, recorríamos el pueblo entero, pidiendo por todas las casas del pueblo, lo que buenamente pudiera darnos cada señora, con el fin de poder preparar una cena pantagruélica.

Aparte del acompañamiento al resto de compañeros, “los chiborra” y de vez en cuando, nos íbamos detrás de las chicas jóvenes que veíamos por las calles, con el “estropajo” lleno de agua y barro, para tratar de asustarlas y ensuciarlas  lo máximo posible.

Los alimentos que nos solían dar por el pueblo, eran: huevos, patatas, pan, chorizo, tocino, y alguna otra vianda a mayores.

Éste circo ambulante y correcalles solicitando ayuda y jaraneando por todo el pueblo, se terminaba a mediodía.

Acabado ello, llevábamos las viandas recogidas a la casa con la que previamente habíamos llegado a un acuerdo, para que nos cocinara la gran cena.

La gran cena, se componía de: tortillas variadas, chorizos, huevos fritos, orejuelas, etc. Las señoras que recuerdo que nos lo cocinaban y prestaban su casa para la gran cena, eran la señora Fermina y la señora Clara.

Esta es, en esencia, la tradición que recuerdo de nuestro pueblo en aquellos tiempos para celebrar el Carnaval.

También recuerdo que lo celebraban las chiquitas de nuestra edad, las mozas y mozos del pueblo. Eran unos tiempos estupendos.


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