jueves, 30 de mayo de 2024

 

* 24/23. GOZÓN DE UCIEZA (Palencia). Recuerdos y añoranzas.

La Fiesta de San Miguel Arcángel.                                                                             8 de mayo. 

Este Arcángel,  el más importante de los siete reconocidos por la Iglesia Católica, y jefe del ejército Celestial, es el patrón de nuestro pueblo. Su fiesta se sigue celebrando, el día 8 de mayo.

Cuando aún era un chiguito/crío, era la fiesta más importante del pueblo.

En la actualidad, la fiesta de la Virgen del Sayugo (primer domingo de septiembre) se le ha subido a las barbas a San Miguel, y su fiesta la supera desde hace unas cuantas décadas.

San Miguel, se sigue celebrando en su día, pero como si fuera un día de domingo más.

Bien, una vez aclarado esto, sigo con lo que aún recuerdo del San Miguel de antaño. Dado que estuve en dos tiempos diferentes de mi vida en el pueblo, puede ser que involuntariamente, entremezcle recuerdos de ambas etapas. Vamos a ello.

Bastantes días antes de la fiesta, los chiguitos, ya estábamos comentando entre nosotros la fiesta y soñando con los cuqueros que vendrían con sus tenderetes a vendernos todo tipo de dulces, algún petardo que hacer explotar, globos y otros juguetes; o tratando de averiguar que orquesta iban a traer los mozos para la fiesta de ése año.

Todo aquello para nosotros, era el no va más. Salíamos de la rutina de todos los días, y con ello, disfrutábamos de la fiesta antes de llegar.

La víspera de la fiesta, varios mozos con un carro de varas tirado por un caballo, iban por la tarde al coche de línea de Aja, que pasaba y aún pasa, por la carretera CL-615 (la carretera de la vega, decíamos en el pueblo) en el término de la Serna (unos 8,1k), a recoger a la orquesta que iba a tocar durante las fiestas de San Miguel.

Al llegar al pueblo los mozos con los músicos, y éstos con todos sus trastos cargados en el carro de varas, los chiquitos ya nos les dejábamos ni a sol ni a sombra. Aquello era la leche. Nosotros ya estábamos de fiesta.

Durante varios años, vino una orquesta, que era del pueblo de Paredes de Nava (Palencia). La componían cinco músicos que tocaban excelente, y que como antaño se decía, cayeron bien en el pueblo. Tal fue así, que uno de ellos (el trompetista) casó con una moza del pueblo. Qué buenos eran los amigos. Unos fenómenos los tíos. Y no solamente cantando y tocando.

Al no haber en el pueblo, fonda ni nada por el estilo, los músicos, se hospedaban en las casas de los mozos del pueblo, como si fueran unos invitados más. En aquellos entonces, la pensión más cercana, se encontraba en Saldaña, a 14,8k por la carretera P-240 que aún no había sido asfaltada. Su suelo era de canto redondo partido y mezclado con tierra. En fin, que eran la comodidad echa suelo. Y es que además, no existían otros medios de comunicación que los coches de línea con sus horarios establecidos.

 La fiesta de San Miguel era la leche! ¡Qué tiempos aquellos! Estrenábamos algo de ropa, algún año zapatos nuevos, y encima era de cuando más dinero disponíamos de todo el año. La torta. La felicidad completa. Claro. Pero el dinero, no venía solo, así que a pedir la propina a todo pariente que se pondría a tiro. !!!Pues que empiece la fiesta¡¡¡

El día 8 por la mañana y antes de la santa misa, la orquesta, acompañada por los mozos del pueblo (y toda la chiquillería detrás), que tocando a todo volumen, iba a recoger a la puerta de sus casas a los señores componentes del Excelentísimo Ayuntamiento, para acompañarles hasta la iglesia para oír y disfrutar de la Santa Misa Gregoriana !!!Cantada¡¡¡.

Una vez en la iglesia, la orquesta se situaba en la parte central del coro junto con las personas que cantaban la misa. Entre ellos, destacaba uno, que cantaba como los ángeles: Pepe.

El coro, está situado en la parte posterior de la iglesia y sobre la zona del bautisterio (baptisterio). Éste, tiene tres arcos coincidentes con las tres naves de la iglesia.

Cuando el sacerdote iba a consagrar la eucaristía, los músicos entonaban el himno Nacional Español; aquello llenaba con su música y de tal forma las bóvedas de la iglesia, que al menos a mí, me impresionaba tanto, que me parecía el no va más. Aquello era para mí, el sunmun, el apogeo de la Santa Misa. Era el no va más. …

La iglesia del pueblo debe tener una acústica tan buena, que a mi por lo menos, me trasladaba al éxtasis. Increíble. ¡Qué tiempos¡

 

 

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