* 24/23. GOZÓN DE
UCIEZA (Palencia). Recuerdos y añoranzas.
La Fiesta de San Miguel Arcángel. 8 de mayo.
Este Arcángel, el más importante de los siete reconocidos
por
Cuando aún era un
chiguito/crío, era la fiesta más
importante del pueblo.
En la actualidad,
la fiesta de
San Miguel, se
sigue celebrando en su día, pero como si fuera un día de domingo más.
Bien, una vez
aclarado esto, sigo con lo que aún recuerdo del San Miguel de antaño. Dado que
estuve en dos tiempos diferentes de mi vida en el pueblo, puede ser que involuntariamente,
entremezcle recuerdos de ambas etapas. Vamos a ello.
Bastantes días
antes de la fiesta, los chiguitos,
ya estábamos comentando entre nosotros la fiesta y soñando con los cuqueros que
vendrían con sus tenderetes a vendernos todo tipo de dulces, algún petardo que
hacer explotar, globos y otros juguetes; o tratando de averiguar que orquesta
iban a traer los mozos para la fiesta de ése año.
Todo aquello para
nosotros, era el no va más. Salíamos de la rutina de todos los días, y con
ello, disfrutábamos de la fiesta antes de llegar.
La víspera de la
fiesta, varios mozos con un carro de varas tirado por un caballo, iban por la
tarde al coche de línea de Aja, que pasaba y aún pasa, por la carretera CL-615
(la carretera de la vega, decíamos en el pueblo) en el término de
Al llegar al
pueblo los mozos con los músicos, y éstos con todos sus trastos cargados en el
carro de varas, los chiquitos ya nos les dejábamos ni a sol ni a sombra.
Aquello era la leche. Nosotros ya estábamos de fiesta.
Durante varios
años, vino una orquesta, que era del pueblo de Paredes de Nava (Palencia). La
componían cinco músicos que tocaban excelente, y que como antaño se decía,
cayeron bien en el pueblo. Tal fue así, que uno de ellos (el trompetista) casó
con una moza del pueblo. Qué buenos eran los amigos. Unos fenómenos los tíos. Y
no solamente cantando y tocando.
Al no haber en el
pueblo, fonda ni nada por el estilo, los músicos, se hospedaban en las casas de
los mozos del pueblo, como si fueran unos invitados más. En aquellos entonces,
la pensión más cercana, se encontraba en Saldaña, a 14,8k por la carretera
P-240 que aún no había sido asfaltada. Su suelo era de canto redondo partido y
mezclado con tierra. En fin, que eran la comodidad echa suelo. Y es que además,
no existían otros medios de comunicación que los coches de línea con sus
horarios establecidos.
La fiesta de San Miguel era la leche! ¡Qué
tiempos aquellos! Estrenábamos algo de ropa, algún año zapatos nuevos, y encima
era de cuando más dinero disponíamos de todo el año. La torta. La felicidad
completa. Claro. Pero el dinero, no venía solo, así que a pedir la propina a
todo pariente que se pondría a tiro. !!!Pues que empiece la fiesta¡¡¡
El día 8 por la
mañana y antes de la santa misa, la orquesta, acompañada por los mozos del
pueblo (y toda la chiquillería detrás), que tocando a todo volumen, iba a recoger
a la puerta de sus casas a los señores componentes del Excelentísimo Ayuntamiento,
para acompañarles hasta la iglesia para oír y disfrutar de
Una vez en la
iglesia, la orquesta se situaba en la parte central del coro junto con las
personas que cantaban la misa. Entre ellos, destacaba uno, que cantaba como los
ángeles: Pepe.
El coro, está situado
en la parte posterior de la iglesia y sobre la zona del bautisterio
(baptisterio). Éste, tiene tres arcos coincidentes con las tres naves de la
iglesia.
Cuando el
sacerdote iba a consagrar la eucaristía, los músicos entonaban el himno
Nacional Español; aquello llenaba con su música y de tal forma las bóvedas de
la iglesia, que al menos a mí, me impresionaba tanto, que me parecía el no va
más. Aquello era para mí, el sunmun, el apogeo de
La iglesia del
pueblo debe tener una acústica tan buena, que a mi por lo menos, me trasladaba
al éxtasis. Increíble. ¡Qué tiempos¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario