martes, 22 de diciembre de 2020

Mayo - 2024 - GOZÓN DE UCIEZA. (Palencia) Recuerdos y añoranzas.

El autor del Blog.

Nací en Gozón de Ucieza (Palencia) España. Gozón de Ucieza, es una pequeña población del medio norte de la provincia de Palencia, situado en la comarca conocida como: La Loma”. Ésta a su vez, está comprendida en la división provincial de Valles y Páramos. Hace más de setenta y cinco años. Mi nombre es: Alfredo José María Pérez Sevilla*

*Realmente, ése es mi nombre completo. Pero debo decir que hasta los doce años, no me enteré que también me llamaba José María. Y fue mi abuela paterna (Victoria), de Villasarracino (Palencia) quien al llamarme José María, me descubrió el nombre completo.

Llevaba un tiempo con el gusanillo de escribir algo sobre mi pueblo y por ende sobre mi tierra. Pero no me decidía a ello. Sabía lo que quería relatar, pero no como hacerlo. En fin, que estaba más perdido que un pez en una sartén. Hasta que un día en la fiesta del pueblo, 8 de mayo del 2010, hablando con Tomás* me comentó de su y otros blogs que ya había publicados sobre nuestro y otros pueblos; Estuve mirándolos detenidamente y me gusta lo que se esta haciendo. Así que me dije, qué demonios, manos a la obra.

*Tomás, es una persona nacida en el pueblo, que lleva viviendo en Saldaña (12k) hace años. Pero él, no olvida sus raíces y se le puede ver con frecuencia por el pueblo. Es una persona excelente y que no olvida sus raíces; como muchos otros.

Ahora bien, lo que yo deseo contar sobre mi pueblo, es algo diferente a lo que ellos están realizando, por lo que decidí empezar lo que tenía en mente. Mis recuerdos, añoranzas e historias, se centran en su mayor parte, entre los años 1.944 al 1.955, mi primera etapa en el pueblo y del 1.955 al 1.963 segunda etapa de mi vida en casa de mis padres. O sea, dos etapas realmente diferentes de mi vida. Y digo en su mayor parte, porque a veces los recuerdos pueden mezclarse unos con otros, aunque sea involuntariamente.

El total de los años vividos en el pueblo, fue sobre quince años. Pero por circunstancias que me ha deparado la vida, siempre he querido y muchas veces he podido estar al tanto de lo que allí sucedía; y aparte de que mis padres y otros hermanos, seguían viviendo en el pueblo, hay que tener en cuenta siempre lo que tira la tierra que mejor conoces y quieres. Dejas allí los amigos, tus vivencias, costumbres, y todo lo que eras hasta el día en que decides irte.

Bien. Mi primera etapa en el pueblo, duró hasta los once años. La vida de los niños en el pueblo, es de lo más feliz que uno pueda desear; entre la escuela, los juegos, las picias, (travesuras), la pesca con caña o con reteles de “saco”, los baños en alguno de los dos ríos que surcan el campo del pueblo (El Valdecuriada y el Ucieza), correr las huertas o viñas con otros chiguitos (niños en Palencia), ir a las eras a coger hiervas comestibles, como: las aceras, los manchocos, y en fin, todo aquello que nos regala la madre tierra y que nosotros sabíamos encontrar. ¡Si hasta fumábamos gratis¡ Había en el río unas raíces de chopo ya completamente secas, que picaban en la lengua como una cosa mala. Las recogíamos y nos dábamos unas buenas chupadas.

También recuerdo, que había un pastor de ovejas llamado Faustino, que nos hizo unas cachabas pequeñas, pintadas con bandas azules. Eran preciosas. Y nos regaló una a mi amigo Severino y otra a mí. Y porqué? Porque siempre que podíamos íbamos a ayudarle cuando iba a sacar o meter las ovejas en la tenada. Era una buena persona. Nosotros un par de chiguitos.

Y así era mi vida en el pueblo, hasta que un día, mis padres deciden enviarme a estudiar a un seminario para que intentara ser sacerdote. Había familias que hacían un sacrificio económico enviando al seminario a alguno de sus hijos. Pero está claro que en esta vida, todo tiene dos caras. Era una forma de asegurarse ellos la vejez, y a la vez, conseguir más respeto social, no nos engañemos. Porque lo de ser cura no es para todos, ni mucho menos. No es tan fácil como pueda parecer. En aquellos entonces, el sacerdote se tenía que ganar su estatus en el pueblo que fuera. Ya lo creo. O era Don… o era el señor cura, simplemente. De todo hay en la viña del señor. Y cada uno debe buscar su sitio en la vida.

La primera etapa que quiero relatar, comprende pues, desde mi nacimiento en el año 1944 hasta el año 1955; en ésas fechas no recuerdo haber viajado a más de 12/15 kilómetros del pueblo: Villasarracino (11,5k), Saldaña (14,8k), Carrión de los Condes (17,2k), u otros pueblos más cercanos.

Luego, tuve la suerte de que mis padres decidieron llevarme a estudiar fuera. Y cuando regresé para quedarme nuevamente, habían pasado 5 años; ésta segunda etapa en casa de mis padres, duró hasta el año 1963, en el que con 19 años de edad, tomé la decisión de dejar todo lo que más conocía y quería; mi familia, los amigos de siempre, el pueblo en el que había sido lo más feliz que uno pueda desear, e irme a buscar trabajo a otros lugares que creía mejor para mí. Luego, la realidad es que fuera del pueblo descubres muchas cosas, ya lo creo, otros pueblos, ciudades, otros conocidos y amigos, y buenos y malos trabajos por el norte de España. Y así, hasta que me toca ir a la mili que cumplí en Ifni (África). Por aquel entonces provincia española.

Pero lo cierto es que la vida fuera de mi entorno natural, no fue fácil al principio. Yo creo que todo en la vida tiene dos caras como las monedas. En aquellos tiempos, y en ciertos aspectos (no en todos, ni mucho menos), se vivía mejor en las ciudades que en la zona rural, y aunque entre el trabajo, y las nuevas compañías, te ibas haciendo al cambio; aunque el contraste era considerable entre ambas sociedades, hasta que te adaptas (qué remedio), y que como dicen los galegos, la morriña te hace dudar muchas veces. Te adaptas, claro; pero no olvidas. La tierra, tira. ¡¡¡ Y como ¡¡¡ y no solamente al principio. Es un vínculo que te une de por vida (al menos a mí). Algo similar a los hijos, verdad? Pero en éste caso, tú eres el hijo y estás fuera de tu entorno natural; y aunque te acercas siempre que puedes, pero no cuando quieres Vale?. Sabían, que por aquel entonces, aún se trabajaba el sábado entero? Y luego, las comunicaciones eran las que eran. Y el dinero no siempre alcanza hasta donde queremos. 

En fin, que los recuerdos más fuertes, coinciden con esas fechas, y casualmente, esos últimos años mencionados, también coinciden en el tiempo con el inicio de la modernización del campo. O sea la época en que apareció el tractor. Y es, hasta ésas fechas que quiero relatar mis vivencias, añoranzas y recuerdos.

Claro está que habrá errores de índole diversa, por lo que pido disculpas. Está relatado, sin la menor intención de tergiversar, equivocar, ni llevar a conclusiones o interpretaciones erróneas a nadie; por lo que de cara a tener los menos errores posibles, he hablado con varias personas del pueblo de más edad que la mía, tanto para resolver mis propias dudas, como para ponerme al día de aquello sucedido en el pueblo durante los años que he y estoy viviendo fuera del mismo, aunque siempre procurara ir al pueblo las mas veces posibles, y de estar al tanto de las cosas que allí sucedían. Desde siempre, he tenido la suerte de contar con familiares en el pueblo.

Si algún dato relatado, alguien, considera que está equivocado, con gusto aceptaré todas las sugerencias y posibles rectificaciones. Y quedaré agradecido. Esto, es por nuestra tierra. Nada más.

Porque realmente lo que  a mí me importa -y como todos sabemos-, es que muchos de los pueblos existentes hoy en día (unos 1.200), como el nuestro, parecen tener un tiempo limitado de existencia, ya que cada vez, son menos sus habitantes, y con ellos, se van también sus costumbres, sus esfuerzos en el día a día y que no me cansaré de repetir: Duros, muy duros. Y que duda cabe, también la forma de ser y vivir tan singular de sus habitantes.

En fin, un ciclo de la vida que se va cerrando poco a poco, y que va cambiando la vitalidad y fisonomía de ésta querida tierra, aunque ello no nos agrade en absoluto.

Bien. Por ello y según mi modesta opinión, y a todos aquellos que nos importa nuestra tierra, decir, que solo nos queda contar lo que hemos vivido, seguimos viendo y nos relate alguno de sus habitantes. Cada uno de nosotros según nuestra vivencia particular, nuestros recuerdos y forma de ver la vida y ser de cada uno. Debemos darlo a conocer de la mejor forma que sepamos, con la esperanza de que el recuerdo de todas ésas vivencias de nuestra tierra, se puedan alargar el mayor tiempo posible en la memoria de nuestros descendientes.

Por todo ello, creo que debemos -ya que hoy en día podemos-, dar a conocer al mayor número de personas, todas las vivencias de esta tierra tan singular, que cada uno hayamos ido acumulando a lo largo de nuestra vida.

Si con ello conseguimos que algo de ello persista en el tiempo, podremos sentir el orgullo y la satisfacción de haber contribuido en algo a ello.

Mi etapa seminarista. En aquellos tiempos, existían en la provincia de Palencia, tres seminarios menores. El de Barriosuso, de Lebanza, y de Carrión de los Condes; y uno mayor, el de Palencia, capital.                                                                                                                              

Barriosuso. (Palencia) Al primer seminario que me destinaron, después de los pertinentes exámenes, fue al de Barriosuso, un pueblo parecido al mío en la zona de La Valdavia. Tan solo a 1,5k de Buenavista de la Valdavia, que siempre ha sido la capital de esa zona. A este seminario, que era externo, solo íbamos a estudiar y dar clase, estando a pensión en una casa particular. Al ser un pueblo de más o menos vecinos que el mío, lo pasábamos estupendamente. En el seminario, éramos unos 30 alumnos, y solo se daban clases de ingreso y primero.                              

El profesor que nos daba clase se llamaba Don Luís y a la vez era el cura párroco del pueblo. De aquel curso en Barriosuso, me llevé unos recuerdos estupendos; en especial de toda la familia en la que estaba de pensión, junto con otros tres compañeros de estudios y correrías: Casas de Gañinas, Gil de Villambroz, y Rojo de Población de Campos.

Esta familia, estaba formada por la señora Donina, el señor Desiderio, y sus hijos: José María, Carmen, Teodoro y Citas; y un hermano de la señora Donina, el señor Juan. La verdad, es que tuvimos la mejor patrona que nuestros  padres podían desear para nosotros. Cuando a veces no teníamos clase o en otras ocasiones, nos llevaban con ellos a sacar patatas a unas tierras que tenían en el monte y que nosotros aprovechábamos para asarlas, jugar… o nos llevaban a recoger los frutos de la huerta, o cualquier otra cosa que nos solicitaran; estábamos perfectamente integrados en la familia. La huerta que tenían era bastante grande, con una gran variedad de árboles frutales y que por lo grandes que eran la mayoría, tenían que ser bastantes añejos: manzanos, perales, nogales, higueras, ciruelos, castañares, cerezos, membrillos, y varios mas que no recuerdo. La misma finca les servía de huerto, en el que sembraban y plantaban todo tipo de verdura, que regaban de un pozo excavado en el suelo.

Mi recuerdo hacia ellos es de aprecio y mucho respeto. Posteriormente, y ya de mayor, volví a ver a Carmen y a Teodoro. Luego, y ya sobre el año 2020, en otro viaje, visite a Citas, la hija pequeña de la familia que vive en la casa de sus padres, siendo un encuentro  estupendo, muy grato. Tal es así, que nos reconocimos mutuamente. Qué memoria la tía. Después de más de sesenta y cinco años, me reconoció sin problema alguno. Posteriormente, volví a Barriosuso a reconocer otra vez el pueblo, y la idea que tenía de todo ello, apenas concordaba con la realidad. Como cambian las percepciones de todo con el paso del tiempo. Claro, cuando fui a estudiar, tenía 11 años y cuando volví en aquella ocasión, tenía más de 65.

En el segundo curso, me correspondió ir al seminario mayor de Palencia. El edificio es colindante con la iglesia de Nuestra Señora de la Calle, o de la Compañía como también se la conoce, y que por cierto, es la patrona de Palencia. Está en el centro de Palencia. La vida aquí, no se parecía en nada al curso anterior. 

Este es un seminario interno. El mismo es amplio en todos conceptos, e interiormente muy cuidado. Disponía de todos los servicios posibles, para atender sin problema a todos sus inquilinos. En éste nuevo y segundo curso, creo recordar que éramos 32 compañeros en clase. Entre todos los cursos, calculo que seríamos cerca de 300 seminaristas. Los de mi curso, teníamos un dormitorio común para todos nosotros. Era estupendo; amplio, muy amplio y con mucha luz y gran claridad.                                                                                                                            

En Palencia, teníamos un profesor para cada asignatura: Lengua, matemáticas, griego, latín, etc. En  los estudios nos apretaban bastante, pero sin forzar nunca demasiado. En líneas generales, eran unos excelentes profesores. Todos ellos eran sacerdotes. Hacíamos bastante deporte y gimnasia. Después de la comida, casi todos los días íbamos a dar un paseo por el Sotillo. Allí nos daban libertad para correr, jugar…; también íbamos a jugar diversos deportes al campo de la juventud y a veces nos llevaban también a jugar a la fábrica de armas. Recuerdo que en fútbol y balonmano, teníamos unos buenos equipos y competíamos con otros colegios o asociaciones de Palencia y buenos éxitos. Algún sábado o domingo, nos llevaban a ver una película al colegio femenino de Las Angelinas. Pasaban la película solo para nosotros, claro. La Semana Santa, la pasábamos en Palencia y era muy pesada, ya que a diario, teníamos que ir a la catedral a los oficios que allí se oficiaban. La gente que siempre llenaba la catedral, al vernos entrar, nos miraban y había unos murmullos bastante fuertes. En fin, la curiosidad. 

El tercer seminario menor en el que pasé tres años, se llama la Abadía de Lebanza;  esta situado en pleno norte de la provincia en la comarca denominada la Pernía, cuya capital municipal es San Salvador de Cantamuda, y todo en plena montaña palentina. Ésta Abadía/monasterio, parece ser que se fundó sobre el 932  por el conde Alfonso Díaz, y su primer nombre parece que fue el de Nuestra Señora de Nabantia. De todas formas, hay gran cantidad de información en Internet sobre ésta zona palentina, que es de las mas bellas de España.

Lo que siempre recordaré son las nevadas que caían. Eran tremendas; de la noche a la mañana, te podía caer cerca de 1 metro. Recuerdo que teníamos el frontón, fuera de los edificios principales de lo que es el seminario en si, y un año, para poder ir a jugar al mismo, se tuvo que hacer un túnel debajo de la nieve. Otro año por Navidad, no pudimos ir de vacaciones al pueblo, al estar todas las carreteras cercanas cortadas. Cosa bastante normal en aquella zona y aquellos tiempos. Como se dice en el pueblo, caían unas nevadas y pelonas (heladas) que temblaba el misterio.

Aquí, al estar peor comunicados y unos largos inviernos, disponíamos de una excelente biblioteca, y bastantes más juegos que en Palencia, como ping pong, ajedrez, damas, y varios más, aparte de un excelente frontón, en el que podíamos jugar a la vez, hasta tres equipos, a mano, y con paleta. En fútbol, hacíamos a modo de una liga entre los diversos cursos que allí existían. Después de la comida, teníamos un tiempo libre para hacer cada uno (mas o menos) lo que quisiera y algunos, aprovechábamos para irnos al monte que circundaba la abadía a por castañas, nueces, o simplemente a pasar un rato fuera de los muros y de la vista de los profesores.

En el mismo, había una buena cantidad de perros, que solo eran de dos razas: San Bernardo y pastores alemanes. También los pastores alemanes, era grandes y fuertes. Y lo de siempre con los perros, parecía que nos conocían a todos y de siempre.

      El tercer seminario menor, estaba situado en Carrión de los Condes, y se llama Real Monasterio de San Zoilo. Como edificio, es una maravilla. Recoge en el mismo varios estilos arquitectónicos: románico, gótico renacentista y barroco. Fue fundado antes del año 948 y estaba dedicado a San Juan Bautista. Cambiándose su dedicación actual a San Zoilo sobre el año 1047. Merece la pena ver la Web oficial del ayuntamiento de Carrión de los Condes sobre este monasterio situado en medio del Camino de Santiago. Es una página excelente y merece una visita. Les gustará.

      En este seminario, solo estuve en dos ocasiones durante el verano, para realizar cursos espirituales, estando de vacaciones  de verano en el pueblo. Actualmente es un hotel: Real Monasterio San Zoilo.

Vuelta al pueblo. A partir de ahí, vino mi segunda etapa en el pueblo. En las últimas vacaciones de verano, me di cuenta de que eso de ser sacerdote no era lo mío, y decidí olvidarme de ello (con el disgusto consiguiente  de mis padres), y quedarme otra vez  en el pueblo. Estos años vividos en los diferentes seminarios, aparte de amigos, compañeros,  estudios, etc. me cambió en muchos aspectos, sobre todo en la forma de ver la vida.

Cuando me llevaron al seminario, era un chiguito (niño en Palencia) de 11 años de un pequeño pueblo, con unos 200 habitantes y cuando regreso, soy un mozalbete de cerca de 16 años, con todas las inquietudes e incertidumbres de la edad, y la experiencia acumulada de aquellos años fuera del pueblo. Una vida tan diferente, sin la familia al lado, la libertad del pueblo, los nuevos amigos, los estudios, las normas no escritas del seminario, etc., que sin darte cuenta, te iban preparando para afrontar mejor el futuro. Esos señores que me trataron y traté, (curas/sacerdotes/todos), eran unas buenas personas, unos “excelentes” preparadores y unos mejores educadores.

Quiero hacer constar mi reconocimiento a todos ellos. Y digo a todos mis profesores que conocí sin excepción; primero, porque nos enseñaron a ser mejores personas, más educadas, responsables, respetuosos y también en unos buenos estudiantes. Nos prepararon mucho y bien; y lo he podido comprobar a lo largo de los años vividos. En aquellos años, el estudiar en estos centros, era una opción excelente para el futuro. Debo reconocerlo. Hay temas que solo se aprenden en estos selectos centros. Los seminarios.

Nunca en toda mi vida, me he arrepentido de aquellos años. Al revés, lo que siento, es no haber podido o querido seguir estudiando. Los estudios, de cualquier tipo que sean, no solamente son la mejor opción para el futuro, sino que además nos hacen, aparte de todo, mejores personas. Sin duda alguna.



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