(01) GOZÓN DE UCIEZA (Palencia).
Recuerdos y añoranzas.
Su situación. Otros datos.
Gozón de Ucieza, es una pequeña población rural
situada en el medio norte de la provincia de Palencia. Comunidad autónoma de
Castilla y León. España.
Nuestro pueblo, está situado dentro de la comarca
conocida como: “La Loma”. La cual a su vez,
está comprendida en la división provincial de Valles y Páramos.
Según
datos sacados de Internet, nuestro pueblo ya era incluido en documentos legales
de primeros del siglo XIII. Ello da pie para pensar con toda lógica, que fue
fundado antes de dicha fecha.
Gozón o Gozón de Ucieza? Hay un dato sobre su
nombre que hasta fecha reciente me era desconocido, y que considero muy
interesante. Buceando en Internet, encontré que hasta el dos de julio de 1916
nuestro pueblo se llamaba Gozón (solo), pasando a ser: Gozón de ucieza, a partir
de entonces. Me gustaría saber los motivos.
Creo que la zona
de “la Loma” es poco conocida incluso dentro de nuestra misma provincia. Me gustaría disponer de mapas para su mejor
información, veré de hacerlo.
Así mismo indicar, que aquellos vehículos que circulan por la
autovía A-67 que une
la provincia de Palencia con la provincia de Santander, atraviesan por dos veces (2), el río Ucieza, al sur de la población de
Frómista.
la montaña palentina. Gozón de Ucieza, según mis cálculos y en línea recta, está entre 50/60 km. de la famosa “montaña
Palentina”; y según mi punto de vista, a las poblaciones de: Guardo, Cervera de
Pisuerga y Aguilar de Campoo, las consideraría como las tres puertas principales
de entrada a la “montaña Palentina”.
Para mayor información,
indico los kilómetros entre Gozón de Ucieza y estas tres poblaciones:
Hasta
Guardo: 46,6 km. por la carretera P-240 hasta Saldaña y después por la CL-615.
Hasta
Cervera de Pisuerga: 66,9 km. por la carretera P-240 hasta Saldaña y
después por la P-225.
Hasta Aguilar de Campoo: 70,7 km. por la
carretera P-240 hasta Osorno la Mayor y después por la autovía A-67, también denominada
Autovía de la Meseta.
Nuestro pueblo. Por sus
características específicas, nuestro pueblo, bien puede ser tomado como ejemplo de la
inmensa mayoría de poblaciones rurales de España. No creo que importe su tamaño; sus características serán muy parecidas en los demás comparativos que podamos ver y mirar. Para lo bueno y para lo malo.
Lo
bueno de estas pequeñas poblaciones, lo conocemos bien las personas que hemos
tenido la suerte de nacer en alguna de ellas y que es muy difícil de explicar a
los que no han tenido esa fortuna. Yo, no sabría explicarlo. Creo que las cosas hay que vivirlas para poderlas sentir. No veo otra forma. Lo que no se vive, no se puede sentir igual.
Lo malo. La emigración. Esta comenzó sobre los
años 1950 y a partir de esas fecha se fraguó la gran emigración rural, que ha
supuesto en sí, el gran declive social y económico de la “zona rural
española”.
Desde entonces para acá, todas estas poblaciones
se están quedando poco a poco sin habitantes, y en un tiempo no muy lejano, se
quedarán totalmente vacías, o sea, terminarán por desaparecer con todo lo que
ello conlleva en lo social, económico, distribución de recursos y empleo. !!! Con las cifras de parados que aguantamos ¡¡¡.
Triste, muy triste. Y nuestros "queridos" políticos, aún sin enterarse? Está claro que el campo y por muchos y variados motivos ni ha interesado y ahora menos que nunca¡¡¡ ¿Y ahora? Pues nada, a ajo y agua. Claro, si tenemos en cuenta que el peor contrario que tiene el campo español, es la comunidad económica uropea..., si, sí, desde que entramos en ella. Aparte de otros. Todo esto viene de muy, muy, muy, muy... muy lejos. Hay que leer nuestra historia. Ya saben, si eres alguien, (y nosotros fuimos un imperio...) otros trataran de hacernos bajar la cabeza. Seguro. Y esto como se llama? Envidia.
Sus habitantes. La
mayor parte de ellos, agricultores y algún ganadero. Lógicamente, había alguna
que otra profesión como: carpintero, herrero, secretario del ayuntamiento,
estanquero (aún recuerdo ir a por tabaco para mi padre con la cartilla de
racionamiento), barbero (los Domingos pues era agricultor), 3 pastores de
ovino, 1 de ganado caballar, una tienda que vendía: vinos, licores,
alimentación, frutos secos, sardinas arenques, zapatillas, hilos, etc. o sea
una tienda de ultramarinos de entonces. Y además era la única cantina -bar del
pueblo.
Otras profesiones: maestra/o, médico, cura,
albañiles, veterinario, carnicero, panadero, etc., venían desde varios pueblos
cercanos. El médico, el panadero, el carnicero y algún albañil, venían de
Bahillo, (2 k), el primer cura que yo conocí venía desde Villaproviano (3k), el
segundo cura desde Itero Seco (6k), y el veterinario/capador, de Carrión de los
Condes (18 k)
La escuela: la misma, era
mixta y atendida por una maestra o maestro. El pueblo disponía para ellos, de una
casa estupenda, que todos llamábamos la “casa grande” o “casa del señorito“. Es
una casa grande y amplia, que tenía capacidad sobrada para servir de:
casa del maestro, escuela, salón de baile y ayuntamiento. A día de hoy, la parte que correspondía para los maestras/os, es una vivienda particular. Y sigue siendo una gran casa, moderna, con amplias puertas y ventanas... O sea, levantada hace unos 100 años y sigue siendo "la casa grande". "la casa del señorito". ! qué visión de futuro ¡
Los maestros que conocí en el
pueblo, fueron tres. El primero, se llamaba D. Vivencio. Venía a dar clase todos
los días desde su pueblo, Robladillo de Ucieza a 8 k. Posteriormente vino una maestra,
a la cual aparte de ponernos no pocos castigos, y darnos pocas clases, no supo
dejar huella alguna entre nosotros. Sus continuas y largas ausencias, las
suplía el secretario del pueblo, el señor Bonifacio. a este señor, todos los chiguitos y no tan chiguitos del pueblo, le teníamos un gran respeto y aprecio.
Luego, llego una maestra llamada Doña Fausta. Al principio, esta señora venía a
dar clase desde su pueblo, Villota del Duque a
6,8 K. en una yegua blanca. Posteriormente, se quedo a vivir en la casa
que el pueblo tenía dispuesta para este cometido. "la casa grande". Esta fue la última maestra
que yo conocí. Ambos maestros eran unos excelentes profesionales.
Particularmente, tengo una gran opinión sobre esta señora, tanto a nivel de su profesión, como
vecina del pueblo. una gran educadora. A mí personalmente, me ayudó y mucho al prepararme durante todo un verano, para irme a estudiar al seminario. ¡Qué tía¡ Sabía hasta latín en aquellos tiempos. Qué buena era. Y también recta.
El
médico, venía desde Bahillo a 2k. Los vecinos del pueblo, tenían
una iguala por su asistencia con él. Visitaba el pueblo con asiduidad y todo el mundo estaba contento con él. Se llamaba D. Isidro, y era un buen profesional.
El
collerero/guarnicionero. Era un señor de Villamoronta a 9k, que
se acercaba regularmente los domingos por la mañana y se encargaba de vender y
arreglar todos los aperos generalmente de piel que se utilizaban para los
animales de labranza. En el pueblo al hacer las colleras y collarines de piel
para los animales, pues “collerero”. Su mote lógico.
El
zapatero. Éste señor venía desde Villota del Duque 6,8k. También se acercaba el domingo por la mañana a entregar los zapatos ya arreglados y recoger otros para su arreglo...
Carnicero. Se
acercaban dos profesionales. Uno de Bahillo a 2k. y otro de Villamoronta a 9k.
de distancia, una vez por semana.
Los pimentoneros.
Desde La Vera
(Cáceres), después del verano y antes de la matanza, venían estos
profesionales a ofrecer su pimentón. El
“mejor pimentón del mundo”. Lo que tocamos, lo mejor.
El pescadero. Semanalmente,
venía un pescadero desde Palencia con una camioneta pequeña, que todo el mundo
llamábamos “la caja de cerillas”. Su nombre era Moisés y en ocasiones le
acompañaba su señora. Para dar a conocer a las señoras que había llegado, se
pasaba por la escuela y pedía permiso al maestro/a para que dejara salir a
algún chiguito a pregonar los tipos de pescado que traía. Nos
dejaba una pequeña trompeta de latón, y recorríamos el pueblo tocándola y
pregonando a voz en grito para hacernos oír; el sueldo/premio, pesetas rubias. Aquellas 2 pesetas eran la
leche, para un chiguito de unos 6/10 años allá por los años
1950/1960.
Tengo un recuerdo muy entrañable del señor Moisés. Como venía todas las semanas, un hermano mío llamado César Pompeyo, le daba los puños y cuello de las camisas, para que se las almidonaran en Palencia y así para poderlas lucir el Domingo siguiente. Yo, era el encargado de llevárselas y recogerlas. Nunca olvidaré lo chulo y elegante que era el amigo. Aparte de ése modo de ser, era el mejor hermano de entre los nueve que éramos. Qué tío.
Otros vendedores. Durante
el resto del año, se acercaban varios vendedores con sus carros de varas, que
vendían diverso artículos necesarios: telas, ultramarinos,
calzado, etc. en fin de todo en general. Desde Paredes de Nava a 42k, venían a
vender telas, y otros artículos ya confeccionados: vestidos, pantalones,…
Después
de la recogida del verano, regularmente en septiembre, solía venir algún que
otro camión desde Toro a vender sus excelentes uvas. Los asturianos no eran
menos y nos acercaban sus estupendas manzanas y los cántabros sus nueces a
granel.
Abastecimiento propio. La mayoría de los vecinos, disponía de
gallinas, conejos, patos, cerdos y alguna cabra. Había 6 palomares, 3 de
ellos dentro del casco del pueblo. En la actualidad, existen 2 de ellos y en no muy buen estado. Aparte de ello, varios tenían un cacho de huerto
con árboles frutales que se aprovechaba para sembrar y plantar
verduras. En mi familia, solo teníamos un cacho de huerto al lado
del río Valdecuriada y nos tocaba sacar agua con calderos del río para regar. Aparte de eso,
la mayor parte de los vecinos mataba algún cerdo, de los que se aprovechaba
hasta sus tripas para hacer las longanizas, chorizos, y morcillas. Alguno que
otro mataba una vaca, generalmente con algún vecino más. Con ella, se elaboraban
principalmente la cecina, y los chorizos de callos.
Recuerdo que en casa y después del verano, se hacía compras de manzanas, uvas, nueces u otros artículos de buen conservar, se hacía
en cierta cantidad y se la extendía encima de los cereales, periódicos, etc., para que su duración
fuera más larga.
El viñedo. Lo
que también recuerdo y con pesar, es que había bastantes hectáreas de viñedo, que
desaparecen al hacerse la concentración parcelaria. Mala medida. Con la
importancia que tiene hoy en día el vino. Y además, es que ni se elaboraba vino
suficiente para todo el pueblo; era un vino que se bebía muy bien. Era un vino
clarete con una pizca de aguja, y muy pocos grados, que en la bodega entraba de
maravilla.
Luego, en bastantes de los viñedos, había variedad de arboles frutales como:
ciruelos, manzanos, perales,…
Guindaleras. A lo
largo y ancho del pueblo existían varias de ellas, que lucían su verdor en medio de los cereales.
Frutos silvestre. Además y en bastantes partes del campo, había variedad de ellos como: endrinos,
majoletos o majuelos, el rosal silvestre
con sus tapaculos o escaramujos, las moreras blancas con sus moras, el
ciruelo salvaje,… que recogíamos después del verano y ya estaban maduros sus
frutos.
Lagares/bodegas.
La palabra "lagares", me trae al recuerdo los momentos en que los chiguitos nos acercábamos a coger algún racimo antes de que los tiraran de los cuévanos a la boca del lagar. Como nos sabían¡¡¡
Para
elaborar el vino, existían 4 lagares y para conservarlo, unas 30 bodegas
subterráneas, parte de las cuales se pueden ver al lado de la carretera
P-240, aunque muchas de ellas ya están
caídas y otras en un estado de claro abandono.
El vino que se daba,
era un clarete con una pizca de aguja y pocos grados; se conservaba en cubas de
madera de 20, 30, 50 cantaros.
Las
bodegas. Primero, decir que son de las cavadas en la tierra, estando alguna dentro del mismo pueblo y el resto, al lado de carretera P-240, siendo como una continuación
del mismo. Así que cuando llegaba la hora de las comidas, se acercaba uno a por
el vino. Se solía llevar un jarro de tierra cocida y después de un trago y una parlada si surgía, pues a comer. Y por
las tardes después del trabajo, lo mismo, cogías cualquier resto de comida o un
trozo de pan, un poco de tocino de al lado del jamón, o un poco queso o
longaniza y a echar un trago a la bodega. !!! Qué lujo tíos¡¡¡. Eso no tiene precio. Y como conservan
estas bodegas el vino!!! Yo, diría que mejoran y mucho el vino con el tiempo. Saber,
que estas bodegas, guardan durante los 12 meses la misma temperatura.
!!! maravilla rural ¡¡¡
Las eras. Aparte de todo
ello, aún existen unas 5
hectáreas de eras propiedad del pueblo en las que se
trillaba toda la cosecha. Al ser propiedad del pueblo, cuando llegaba el
verano, cada vecino solicitaba la superficie que creía necesitar, y de seguido
en el salón del ayuntamiento, se sorteaban y adjudicaban por un módico precio.
La cantina. El pueblo
disponía de una pequeña cantina, que servía a la vez como bar y tienda de
ultramarinos, en el más amplio concepto. Allí se vendía desde escabeche,
sardinas arenques, pimentón, zapatillas, hilos, aceite y vino a granel,
refrescos, jabones, chocolate, higos en conserva, frutos secos, y en fin, casi
todo lo que podías necesitar. Y no faltaban tampoco las golosinas para los niños o chiguitos en Palencia.
Horno de pan. Recuerdo haber
ido con mi madre a cocer pan a un horno que estaba situada en una casa
particular del pueblo y lo atendía su dueña, la señora Soledad. Llevábamos
nuestra propia harina y entre ambas mujeres, hacían la masa, los panes y los
iban metiendo en el horno de leña. No recuerdo lo que se pagaba por ello.
Posteriormente, y no se los motivos, éste horno dejo de funcionar. Supongo que
dejo de funcionar en la época que estuve estudiando en el seminario, entre los
11 y 16 años.
Mas pan. A partir de ahí,
no recuerdo donde se compraba en casa el pan, hasta llegó desde Bahillo a 2k,
un panadero llamado Martín. Éste hombre era la leche. Pocas personas he visto
con tanto humor, y amabilidad. De ésta persona, se me a quedado un dicho que le
escuché desde el primer día que tuve la suerte de conocer. A cualquier comentario
que hacía, siempre le acababa con un: “mecaguen
los pecaos”, tal cual, pero con salero y su sonrisa perenne. Qué tío.
Recuerdo
como conocí al señor Martín. Tendría ya más de 16 años, era invierno por la
tarde y estaba tumbado al calor de la gloria en casa. Alguien llama a la
puerta, y alguna persona de casa acompañó al señor Martín a la gloria; traía
dos panes en sus manos. Venía a ver si convencía a mis padres para que le
compraran a partir de entonces el pan que
fabricaba.
Para ello, practicó
el mejor sistema de ventas que he conocido. Entró en casa con el artículo en
sus manos, lo enseño a mis padres, lo pudieron probar, y con el salero y ganas
que él ponía, el sistema funcionó.
Nuestra
familia compuesta de 11 personas, seguro que sería un buen cliente. No recuerdo
nada más, pero a partir de ésa fecha, en casa se empezó a comer pan de Martín.
Y era bueno, rediez, ya lo creo. Este señor vivía en el pueblo de Bahillo, a 2k. y así, hasta que dejó de trabajar. Para repartir sus fabricados por los pueblos de los alrededores,
disponía de un carro de varas tirado por un mulo. Aparte del pan, hacía varios
tipos de dulces como magdalenas, pastas diversas,…
Al
principio, iba él mismo repartiendo, pero como la cosa se ve que funcionaba,
contrató un señor para el reparto. El frío que pudieron cascarse ambos. Madre
mía. El carro de varas con el que repartían, por los pueblos de alrededor,
llevaba acoplado un toldo de tela. Supongo que en verano, sería estupendo, pero
el resto del año y sobre todo en invierno con aquellas nevadas, aquellos fríos
heladores y la cantidad de agua que caía entonces, el carro tenía que ser un
suplicio. Aunque claro, es lo que había en aquellos tiempos. Ya más adelante,
le vi hacer el reparto con un Land Rover. Aquello le debió parecer una
maravilla. aquí, debo hacer un inciso. Según me comenta Tomás, un chico del pueblo, éste hombre también repartió sus fabricados con un Citroën 2 caballos. Yo no lo recuerdo. debió ser en la época que estaba en el seminario.
Aparte de ello, y cuando llegaba la
fiesta de San Miguel (8 de mayo) o La
Virgen del Sayugo (tercer domingo de septiembre), la mayoría
de la gente le encargaba pastas de diversos tipos. Y luego, el primer día de la
fiesta por la mañana a primera hora, le acercábamos el lechazo o cordero en
cazuelas de tierra cocida, para que nos lo asara en su horno de leña. Después
la solemne misa, tomar el vermut y antes de ir a comer, nos acercábamos a Bahillo, (2k) a por el asado. Primero, utilizábamos para ello la bici, bien atado en el portaequipajes trasero dentro de un
cesto de mimbre; después, ya con el coche entraba un ¡¡¡Qué olor¡¡¡ O sea, casi del horno a la mesa. En fin, unos
buenos entremeses, un excelente asado, una buena ensalada, un buen vino, la
mejor compañía, y el resultado de todo ello, una excelente comida. Y de postre, los dulces que él mismo hacía. ¡¡¡Qué
tiempos aquellos!!! Irrepetible¡¡¡
Y Un fin. No olvidemos que en aquella época en la zona
rural, de lo que se trataba, era de ser lo más auto suficiente posible. Mejor
muchos pocos. No había otra. Así de simple, pero real.
El agua potable (o
no)
Partiendo
de la base de que en aquellos años, aún no había agua corriente en las casas,
ya que este hito no fue posible hasta el año 1.964, y sabiendo como todo el
mundo sabe lo que significa hoy el agua corriente en las viviendas, nos
podremos hacer una pequeña idea de lo importante que ésta carencia significaba
para las mujeres rurales de entonces.
Bien.
Hasta cerca del año 1.950, el agua que se utilizaba en casa, se traía de una fuente situada a
unos quinientos metros del casco urbano del pueblo. “La fuente del canto”.
”. Curioso nombre, ya que está construida excelentemente con piedra labrada. El
agua era de manantial y de excelente calidad. Pero había que ir a diario hasta
allí a por ella.
Posteriormente,
se hizo un pozo excavado en el suelo al lado de las eras. Sobre el brocal del
mismo y con fábrica de ladrillo y cemento se hizo una pequeña caseta en forma
de arco. Yo, ya le conocí así. En la parte anterior tenía un hueco con una
poyata, y una polea sujeta del techo con una cuerda y un cubo para sacar el
agua. En la pared lateral derecha, disponía de un caño que servía de rebosadero
y desaguaba en una pileta de fábrica de ladrillo y cemento, y que a su vez
desaguaba en un pequeño arroyo que discurre al lado.
Dentro del pueblo, existían varios pozos
de los excavados en el suelo, de 1m. +-, variando bastante la profundidad de unos a
otros, y que yo recuerde, solo se utilizaban para lavar la ropa, dar de beber a
los animales cuando no se podía bajarles al río Valdecuriada por las nevadas o los hielos, hacer adobes, etc. pero no se utilizaban para el consumo humano.
Siendo todos de propiedad particular.
A continuación,
se hace un pozo artesiano dentro del casco urbano, en un pequeño plantío de olmos,
que aún existe, al lado de las eras del pueblo; y éste agua, ya sí, se utiliza
para todo tipo de servicios del pueblo. Seguidamente, se hace un abrevadero o
pilón de ladrillo y cemento, para dar de beber a la ganadería.
A raíz del agua corriente en el pueblo,
se hacen unos lavaderos para el lavado de ropa. Decir, que este trabajo estaba
reservado para las mujeres.
Hasta entonces,
había que bajar al río Valdecuriada o en los pozos excavados del pueblo. En
invierno y en verano. En verano, el Valdecuriada, solía medio secarse y al
dejar de correr el agua, tenían que ir a lavar la ropa al río Ucieza, a unos
1.500 ms. del pueblo. A veces también se iba a lavar la ropa, a un pozo
artesiano de 6/8 caños y que tiraba mucha agua, situado a unos 1.500 ms. en el
campo de Bahillo; aquí se solía llevar comida. Mis hermanas, así lo hacían en
ocasiones.
El pueblo está situado en alto y tiene
una excelente caída hacia el río Valdecuriada. A pesar de ello, y como no había
ni una sola calle urbanizada, cuando llegaban las lluvias, o las nieves, varias
de ellas, se enfangaban de agua y barro
por bastante tiempo. Debemos tener en cuenta, que en aquellos tiempos, el
invierno solía comenzar en el mes de noviembre, con bastantes lluvias y
frecuentes nevadas.
Las nevadas que caían, a veces duraban varios días y
entonces caían unas heladas que temblaba el cielo. He visto caer una buena
nevada el día de San Agustín, 11 de noviembre, y santo del pueblo de Villaproviano, a 3k de distancia. Nos cogió sembrando por la mañana y tuvimos que dejarlo. Lo cual
no fue óbice para ir por la tarde a su fiesta con 20/30 cm.
de nieve. Los inviernos eran muy, muy duros y había años que podían durar 4 /5
meses. Tal cual. Pero bueno, era lo que había y todo el mundo feliz y contento. ¡haber quien se mete con el tiempo¡
La producción: Cereal.
Mayormente agrícola y algo de ganadería. Nuestro pueblo, dispone de un terreno que
generalmente es de buena calidad, aunque sea de secano. Su geografía, es
bastante irregular, en cuanto que tiene abundantes lomas, altos, unos 40 arroyos y
otros desagües menores (que desembocan en los ríos Valdecuriada o Ucieza, y
conforman una variedad de pequeños valles muy diversos, con un terreno de
excelente calidad. Los productos agrarios que mejor se daban en estos terrenos,
que eran excelentes son: Trigo, cebada, avena, el yero, lenteja
pardina, y en menor media, guisantes (arvejas), garbanzos, titos, muelas,
patatas... existiendo también una buena cantidad de hectáreas dedicadas a la vid.
Las viñas. Eran bastantes los vecinos que tenían algo de viñedo. En casa, existía una viña de 1 obrada (1/2 hectárea). La misma, tanto a mi hermano 10 años mayor, como a mí, nos fastidiaba bastante tener que cavarla y además dos veces al año. Ése oficio es jodio, hay que doblar el espinazo. El
vino que se daba, era un clarete con algo de aguja, bajo en alcohol, y un buen
sabor en boca, que las bodegas subterráneas del pueblo se encargaban de mejorarlo y mucho con el tiempo, aunque fuera un vino de consumo anual. Una pena su pérdida total. Existían además, unas veintiséis bodegas clásicas subterráneas, teniendo unas
tres/cuatro, el lagar para elaborar el vino. Una parte importante de los
vecinos, tenían vino de su cosecha el año. Éste, se metía en carrales/cubas de madera que se conservaba estupendamente en las mismas.
La
ganadería. Había varios rebaños de ganado
lanar, con unos excelentes lechazos y corderos, que al horno de leña como antes
se hacía también el pan, eran un verdadero manjar. En el pueblo, había
tres/cuatro pastores, que llevaban al campo, los rebaños de varios vecinos, y
alguno tenía una parte del rebaño propio. También había algo de ganado caprino
y caballar, con alguna yegua para criar, pero sin mayor importancia.
El ganado de trabajo. El
primer ganado de trabajo que yo conocí para las labores agrícolas, fueron las
vacas, aunque estas, pronto dieron paso al ganado mular principalmente y
caballar. Existía un corral llamado de las burras, donde los vecinos, llevaban los
animales que no trabajaban para que se les llevara al campo a pacer. Para ello,
había un pastor que avisaba a los vecinos, tocando
una gran caracola, que se escuchaba por todo el pueblo.
Los plantíos. A lo largo y ancho de las riberas de ambos ríos,
podíamos contemplar y disfrutar del verdor de varios (bastantes) plantíos de zalces y chopo.
En ellos, hacían sus nidos las pigazas (urracas) (hoy en día, vecinas de las
ciudades).También lo hacían los picamadero (pájaro carpintero). Este ave, en los años 1.950 y más, se le podía disfrutar regularmente en nuestro pueblo.
El pájaro
carpintero ibérico, es el más voluminoso de Europa. Luce un plumaje negro, a
excepción de una cresta roja que lucen en su cabeza los machos y que en las
hembras es apenas distinguible. He leído que en el año 1944, se le daba ya por
desaparecido, cosa que considero muy dudosa, ya que naciendo en 1944, y con algunos años más,
recuerdo perfectamente verlo picar los árboles con su característica forma por los plantíos del pueblo. He leído por Internet, que ahora se le da por
desaparecido? Es curioso. He leído también por Internet, que éste
pájaro fue visto en la localidad de Villaoliva de la Peña (Palencia), (19 de Noviembre de 2014) ???
Así mismo, y
especialmente en invierno se podía disfrutar de la visión del ave aguzanieves
o lavandera blanca. Una ave inquieta, de aspecto inocente, simpático y
limpio. La lavandera blanca solo cría en la Península ibérica,
especialmente y de forma abundante en el norte de España. Preciosa.
En cuanto a la caza, decir que en el pueblo había abundancia
de ella: codorniz, perdiz roja, liebre, conejo de campo, y en menor medida de zorro,
y jabalí. De mozalbete, recuerdo ir al campo nevado a coger perdices corriendo tras de ellas. Sabíamos que el primer vuelo era el más largo, siendo el segundo bastante más corto, siendo el tercero bastante corto, por lo que si la habíamos podido seguir, ya era nuestra.
Otra cosa que recuerdo de "chiguito", es que cuando sabíamos que ya habían puesto las aves sus nidos, nos dedicábamos a buscar los mayores posibles, y lo cierto es que lo conseguíamos con cierta asiduidad. Eso nos encantaba. nos daba igual las codornices, perdices que subir a los árboles a ver los nidos de las pigazas o lo que fuera. Pero no los cogíamos, nos gustaba verlos salir del cascarón, crecer, hasta que un día volvíamos y ya no estaban. Habían volado. Que gozada. Y así un año y otro...
Más aves. Antes de tener 18 años, sobre el
año 1962, había una gran diversidad y abundancia de aves de todo tipo.
Haciendo memoria y consultando a otras personas mayores que yo del pueblo, me
he quedado sorprendido del resultado. Nos salían sobre 60 aves. Relataré
aquellas que nos salían: aguilucho cenizo, ánade real, ánsar común o pato
nevado, abejaruco, avutarda, mochuelo o ratonero común, azor, Búho real, cernícalo primilla, cernícalo
vulgar, milano real, la avutarda común es la especie de ave voladora más pesada
del mundo y una de las de mayor tamaño europeas, cigüeña blanca, paloma torcaz,
ha cambiado en mayor medida, el campo por la vida en las ciudades - creando un
gran problema a los ayuntamientos - garza, lechuza, mochuelo común, tórtola
común, vencejo común, abubilla, golondrina común, avión común, cuervo,
grajilla, gorrión, jilguero, pardillo común, halcón peregrino, sisón, triguero,
lavandera blanca o aguzanieves, gavilán, autillo, calandria, Ruiseñor común y
bastardo, alimoche, alondra común, paloma bravía, gorrión, halcón esmerejón,
perdiz roja, codorniz, estornino, mirlo común, aclaraban, chorlito, tórtola
común, lechuza común, calandria común, alondra común, zorzal, estornino,
pardal… Una maravilla.
Así mismo, y
especialmente en invierno se podía disfrutar de la visión del ave aguzanieves
o lavandera blanca. Es un ave inquieta, de aspecto inocente, simpático y
limpio. La lavandera blanca al parecer, solo cría en la Península ibérica, especialmente
y de forma mas regular y frecuente en el norte de España. Preciosa.
Pero me pregunto
después de los años vividos, ¿ que se ha hecho de toda esa inmensa riqueza?
Bastantes de ellos, no están y los que quedan en reducida cantidad. Tan mal lo hemos
hecho? Pero todos, claro.
La caza. En cuanto a la caza, decir que en el pueblo había abundancia
de: codorniz, perdiz roja, liebre, paloma, tórtola común, conejo de campo, y en
menor medida de zorro y jabalí. Tanto este tipo de aves, animales, como el
resto de los que habitaban la zona rural
española, están mayormente
desaparecidos, como si fueran un augurio de lo que también está
ocurriendo con las personas.
La pesca. En nuestros
ríos, el Ucieza y el Valdecuriada, abundaba el cangrejo autóctono, la bermejuela,
el barbo, y alguna trucha. Personas de más edad que la mía, me aseguran que antaño,
la trucha se veía regularmente por estos ríos. El tema de las truchas, lo hablé
con varios y sí que coincidían todos en ello. Ahora bien, yo, nací en el 1944 y
ya no recuerdo haberlas visto. Sin embargo, el cangrejo autóctono, el barbo, la
bermejuela, sí que tuve la suerte de pescar en varias ocasiones, en especial el
cangrejo autóctono, que era el que había en aquellos tiempos. A mi
particularmente, me encantaba ir a pescar a caña los Domingos después de misa. Llevaba una
visera, un libro, la caña hecha por mí y las “morugas para el anzuelo. Las
morugas, la cogía en alguna zona húmeda del pueblo y las metía en un bote
metálico con tierra para que no se secaran pronto. El bote, había
contenido leche condensada. Recuerdo una zona especial del río, con dos tojos
bastante grandes y hondos, a la sombra de unos “zalces” que separaban el río de
la tierra de al lado.
Por cierto, en el
mismo lugar que cogía las morugas, solía haber bastantes "berros". Hoy en día, un
lujo. Antes, ni caso. Jijiji.
Así mismo recuerdo que sobre los años 1960, éramos bastantes las personas que
íbamos a pescar cangrejos a cualquiera de los dos ríos. En los ríos
Ucieza y Valdecuriada, abundaban el cangrejo autóctono, la bermejuela, el
barbo, y alguna trucha. (Personas de más edad que la mía, me aseguraron que la
trucha se veía en estos ríos. Yo, que fui un aprendiz de pescador, no llegué a conocerlas por ésos ríos. Pensando hoy en día las cosas con perspectiva creo que las cosas ya habían comenzado a cambiar, aunque no nos dábamos ni la más mínima cuenta en aquellos tiempos de los años cincuenta y pico. Era posible ya? Difícil saberlo.
Luego, alguno los
vendía a gente que venía a los pueblos a comprarlos. En nuestra casa nos gustaban mucho y mí, me encantaba pescarlos
para el domingo por la mañana, ir a comerlos en compañía a la bodega después de
misa con un buen vino blanco. Mi madre, los cocinaba la víspera y estaban de muerte. Un consejo
suyo: Como otros muchos alimentos, el cangrejo, cocinado el día anterior,
tienen un sabor mucho más fuerte y sabroso. ¡Qué plato de sabor¡
Para que nos
hagamos una idea de los que había por aquellos entonces y como el río Valdecuriada esta a unos 350m
de casa, en plano verano y después de comer, cogía una visera, unos 6 reteles
de “saco” hechos en casa, la horcaja y a pescar
cangrejos. En una hora u hora y media, cogía
unos dos kilos y para casa.
Estos cangrejos, eran para “mi madre”, un placer para ella.