jueves, 30 de marzo de 2017

Abril, 2024/3 - GOZÓN DE UCIEZA. (Palencia) Recuerdos y añoranzas.                                                                                              

Los medios de transporte

Tengamos en cuenta que antes del año 1960  - al menos en nuestro pueblo -, no existían ni, coches ni, camiones, ni motocicletas y tan solo algunas bicicletas. Por lo que solo quedaba el transporte de carros de viga o de varas, con las ruedas de madera y llantas de hierro que eran para hacer trabajos o viajes necesarios.

Así que el medio de transporte que había disponible para otros fines, eran los coches de línea:          1º-  El coche línea de Martín. Éste, pasaba por nuestro pueblo de lunes a viernes, en las  primeras horas de la mañana. Su salida era, desde Saldaña por la carretera P-240, hasta enlazar con la P-245 en el término de Villasarracino, e iba parando en todos los pueblos del recorrido hasta el final de línea que era Osorno. Por la tarde/noche, el recorrido contrario.

Los pueblos intermedios de parada eran: salida de Saldaña, Velillas del Duque, Quintanilla de Onsoña, Villaproviano (en el cruce de la P-240 con la P-241) Gozón de Ucieza, Bahillo, Villasarracino, enlazando aquí con la P-245,  Fuente Andrino, Abia de las Torres y Osorno. Por la tarde/noche, el mismo recorrido, pero al revés. En Osorno, al haber estación con algunas paradas de tren de Renfe, que sigue habiendo entre Santander y Palencia, Valladolid y Madrid, y nos servía de salida hacia el resto de España.

2º- El coche de Abagón. La segunda opción era ésta línea. Pero tenía el inconveniente de que había que ir a cogerlo al pueblo vecino de Villaproviano a 3k.  las carreteras seguían siendo sin asfaltar, tanto en invierno como e en verano. El mismo, procedía de un pueblo del norte de la provincia llamado Villaverde de la Peña.

Los pueblos de parada eran: Guardo, Velilla del Río Carrión, Pino del río, Saldaña, Velillas del Duque, Quintanilla de Onsoña, Villaproviano (pueblo), y otros varios pueblos en dirección Palencia. Por la tarde/noche, realizaba el mismo recorrido, pero al revés.

3º- El coche de Aja. La tercera vía de salida, era la que llamábamos el coche de Aja. Este coche de línea, había que ir a cogerlo a un pueblo llamado La Serna a unos 8k de distancia, por las carreteras aún de canto partido y tierra,  P-240 + P-241 + P-243, hasta la ya asfaltada C-615 (Hoy CL-615) Esta línea de coches que sigue existiendo, hace su recorrido por la carretera CL-615,  desde Guardo hasta Palencia, en ambas direcciones y con varios horarios. Al menos tenía una ventaja, funcionaba también los domingos. Así y todo era una faena. Ésta variante era la que menos agradaba a todo quisqui. Pero es lo que había. Tengan en cuenta, que en general, los recorridos hasta los coches de línea, si eran en invierno, o días de lluvia, había que hacer los kilómetros generalmente a pie y andando.

La bicicleta. Los afortunados que disponían de una bicicleta, podían acercarse libremente a poblaciones cercanas, aunque las carreteras no animaban mucho a ello. Las carreteras cercanas al pueblo, seguían siendo de canto rodado partido y tierra. De todas formas no quedaba más remedio, si había que ir a Carrión o Saldaña a por medicinas u otras necesidades. Concretamente, yo iba a ambas poblaciones a cambiar novelas del oeste, y varias cosas más. 

Otros, por necesidades de su trabajo, iban en bicicleta hasta Saldaña, Sahagún de Campos (León), Osorno, Carrión de los Condes y hasta Palencia. Y vuelvo a insistir, los pocos que tenían bici, eran unos afortunados. Como detalle, les contaré que el año que hice la primera comunión, para comprarme el pertinente traje, mi madre me llevo a comprarlo a Saldaña. Pero claro, fuimos a pie y volvimos andando. Total, 14,7+14,7 kilómetros de nada por la carretera P-240, aún de canto rodado partido y tierra.

También había personas, que los martes, se iban andando de madrugada al mercado de Saldaña, a vender huevos, pollos de corral u otros artículos para ayudar a la casa.                                        

Los mercados más cercanos. Todos los martes era y sigue siendo mercado en Saldaña (14,7k por la P-240), y los jueves en Carrión de los Condes, (17,1k. por la P-242). El trigo, se entregaba en el “silo” de Saldaña, pero el resto del grano se vendía libremente. Se envasaba en sacos de unos 80 kl, se pesaba previamente, se cargaba la víspera y el día de mercado, de madrugada a venderlo. Tanto a Carrión de los Condes, como a Saldaña, había que ir con en transporte idóneo entonces, los carros con ruedas de madera y aros de hierro por las carreteras de canto y tierra. (Y sus baches) Es lo que había. E íbamos contentos y encantados, ya lo creo. Ir a Saldaña o Carrión de los Condes, siempre era motivo de satisfacción y alegría: Calles asfaltadas, aceras, bares, tascas, cafeterías, restaurantes, casas de comida, tiendas de todo tipo, farmacias,… en fin, la leche.                       




lunes, 13 de marzo de 2017

La iglesia de San Miguel

Edificios destacables: La iglesia de San Miguel







                   
La iglesia, es del siglo XVI según unos, o del siglo XVIII según otros. Es del mas puro estilo neoclasicismo, y está dedicada a San miguel Arcángel, que es el patrono del pueblo. Su fiesta se celebra, el día 8 de mayo. (en otras poblaciones cercanas, lo celebran el día 29 de septiembre)
La misma, consta de tres naves, destacando un retablo del evangelio del siglo XVI, y otro retablo, éste Neoclásico, con la imagen de la Virgen del Sayugo, también del siglo XVI. En la nave epistolar, sorprende una excelente estatua del Arcángel San Miguel, espada en mano, del siglo XVI. El que éstas tres coincidencias sean del siglo XVI, confirma que la iglesia, es al menos, también del siglo XVI?. En la nave de la izquierda, existe un altar dedicado a San Martín con sagrario incluido. El mismo, se cree que perteneció al desaparecido pueblo de Mañueco, ya que no es normal que haya dos altares con sagrario en una misma iglesia.
Recinto bautismal. Debajo de la parte central del coro, está situado dicho recinto, en la que hay una gran pila de piedra tallada, en la que recibíamos todos el bautismo. La parte delantera por la que se entra, tiene unas barandillas de madera labradas excelentemente.
             El monumento de Semana Santa. Cuando era aún un chiguito, recuerdo muy bien, que había un monumento de madera pintada, en el cual se celebraban las ceremonias propias de la fechas, que se colocaba por Semana Santa al lado del altar de San Martín, que se desmontaba y guardaba.
Dispone de una amplia sacristía en la que hay una estupenda y gran cajonera de madera en la que se guardan todo la ropa y complementos utilizados por el sacerdote.
Su coro. Está situado en la parte superior y posterior de la iglesia. Dispone de tres arcos coincidentes con la distribución de la iglesia. Tiene el suelo de madera, y le decora en su parte delantera, un arambol de madera en cada uno de los tres arcos. Se accede al mismo, por una escalera de madera. Antaño, todos los mozos del pueblo subían al mismo durante todos los oficios que se celebraran en la iglesia. Así mismo y en su parte central, se situaban varias personas del pueblo, para cantar las misas tanto gregoriana como de difuntos que se celebraban en latín por aquellos tiempos, o cualquier otra celebración.
Su torre. Toda ella está fabricada en piedra. La parte superior esta ocupada por un campanario que ostenta seis troneras que acogen a su vez, a tres campanas. Así mismo y en su parte central, una gran viga, sostiene dos campanones (campanas muy grandes). Las campanas, han sido recientemente recuperadas por dos vecinos del pueblo: Juan y Justino. Estaban bastante deterioradas y las han dejado como nuevas. Un trabajo excelente. Gracias por vuestro trabajo y mi reconocimiento.



jueves, 9 de marzo de 2017

Costumbres perdidas. El juego de la nita.

Éste juego, es llamado de varias formas en función de la zona de España que hablemos.     En nuestra zona, creo que también es conocido como Tanga. Pero en Gozón de Ucieza, es la Nita. 
El mismo, se compone de una nita y dos tejos. La nita, es un trozo de madera trabajada con una navaja, y las hacíamos los mozos del pueblo. La medida, variaba algo en función de quién la hacía, pero la estándar era de unos 120/150 mm de larga, y de 40/50 mm de diámetro. La misma es de forma cónica, más ancha en los extremos y más estrecha en el centro. Cada uno a su manera. Los tejos, son de forma circular, fabricados en hierro, y de unos 100/150 mm. de diámetro. Nosotros, en función de los que quisieran jugar, hacíamos equipos de dos, tres o más jugadores. Se echaba una moneda al aire para saber quién empezaba el juego, y luego, tira un jugador de cada equipo alternativamente. En teoría, se trata de tirar la nita con el primer tejo, y colocar el segundo más cerca del dinero que esté de la nita; se mide con una cuerda, y las monedas más próximas al tejo, es la ganancia. Sino se lleva todo el dinero, tira el siguiente (un contrario) y así hasta que se gane todo lo puesto. En el pueblo, se jugaba siempre con monedas que se ponían encima de la nita. Éste juego, se ejecutaba sobre un trozo de tierra allanado debidamente de unos veinte metros de largo, por dos metros o más de ancho. La nita, se coloca en un extremo del campo a unos 12/15 metros (según acuerdo), y en la parte contraria, se hace una raya sobre el suelo, que marca el punto desde donde se tiran los tejos.


A éste juego, nos dedicábamos generalmente, las tardes de invierno en que hacía sol, y no había trabajos que hacer. También se practicaba en otras épocas del año, pero no con tanta frecuencia. 
Costumbres perdidas: La chiborra:

Esta fiesta, se celebraba en el pueblo, todos los años el día que caiga el martes de Carnaval. Ése día no había escuela, ya que éramos los chiguitos (niños) en edad escolar quienes lo celebrábamos a lo grande. Para celebrar la misma, nos juntábamos varios chicos de la escuela, preparábamos la fiesta a conciencia y llegado el día, varios niños nos vestíamos de “chiborra". El “traje” del chiborra se componía de: un pantalón, una camisa y una chaqueta de las peores y más viejas ropas que encontrábamos cada uno en casa, incluso si estaban rotas, mejor que mejor. Luego, una careta de cartón pintada con los más feos colores para dar miedo. Un “estropajo”. Éste artilugio se componía de un palo de metro y algo de largo, al que atábamos en una punta varios trapos largos, y rotos. Y por fin, llevábamos atadas a la cintura, varias esquilas de las que se ponían a las cabras y ovejas, y unos cencerros  de los que llevaban las vacas, para tratar de hacer el mayor ruido posible. Y ataviados con toda ésa parafernalia, “los chiborra”, acompañaban al resto de chiguitos (niños), que vestidos también con ropajes similares y armados también con palos, y provistos de diversos cestos y cestas de mimbre, recorríamos el pueblo, pidiendo por todas las casas del pueblo, lo que buenamente pudiera dar cada señora, con el fin de poder preparar una cena pantagruélica. Aparte del acompañamiento al resto de compañeros, “los chiborra” y de vez en cuando, nos íbamos detrás de las jóvenes que veíamos por la calles, con el “estropajo” lleno de agua y barro, para tratar de ensuciarlas  lo máximo posible. Los alimentos que nos solían dar por el pueblo, eran: huevos, patatas, pan, chorizo, tocino, y alguna otra vianda a mayores. Éste circo ambulante y correcalles solicitando ayuda y jaraneando por todo el pueblo, se terminaba a mediodía. Acabado ello, llevábamos las viandas recogidas a la casa que previamente, ya habíamos llegado a un acuerdo con alguna señora, para que nos cocinara la gran cena. La gran cena, se componía de: tortillas variadas, chorizos y huevos fritos, etc. Las señoras que recuerdo que nos lo cocinaban y prestaban su casa para la gran cena mayormente, eran la señora Fermina y la señora Clara. Esta es, en esencia, la tradición que recuerdo de nuestro pueblo hacia los años 60-70, para celebrar el Carnaval. También  lo celebraban las mozas y mozos del pueblo. Eran unos tiempos estupendos.


miércoles, 8 de marzo de 2017

Costumbres perdidas :La fiesta del pueblo. 8 de mayo, San Miguel.

 Este Arcángel,  el más importante de los siete reconocidos por la Iglesia Católica, y jefe del ejército celestial, es el patrón de nuestro pueblo, y su fiesta se sigue celebrando, el día 8 de mayo. Cuando yo era un crío, aún era la fiesta más importante de Gozón de Ucieza; en la actualidad, La Virgen del Sayugo se le ha subido a las barbas a San Miguel, y su fiesta supera en todo a la de San Miguel desde unas cuantas décadas. Bien, una vez aclarado esto, sigo con lo que aún recuerdo del San Miguel de antaño. Dado que estuve en dos tiempos diferentes de mi vida en el pueblo, puede ser que entremezcle recuerdos de ambas etapas. Bien. Unos días antes de la fiesta, los niños, ya estábamos comentando entre nosotros la fiesta, y soñando con los cuqueros que vendrían con sus tenderetes a vendernos todo tipo de dulces, algún petardo que hacer explotar, globos y algunos juguetes; o tratando de averiguar que orquesta iban a traer los mozos para la fiesta.
Todo aquello para nosotros, era el no va más. Salíamos de la rutina de todos los días, y disfrutábamos de la fiesta ya de la fiesta antes de llegar. La víspera de la fiesta, varios mozos con un carro de varas tirado por un caballo, iban por la tarde al coche de línea de Aja, que pasaba y aún pasa, por la ctra. CL-615 (la carretera de la vega, decíamos en el pueblo) en el término de la Serna (unos 6 kms.), a recoger a la orquesta que iba a tocar durante las fiestas de San Miguel. Al llegar los mozos al pueblo, con los músicos y éstos con todos sus tratos cargados en el carro de varas, los chiquitos ya nos les dejábamos ni a sol ni a sombra. Aquello era la leche. Nosotros ya estábamos de fiesta. Durante varios años, ésta orquesta, que era del pueblo de Paredes de Nava (Palencia). Estaba compuesta por cinco músicos que tocaban estupendamente, y que como se decía antaño, cayeron bien en el pueblo. Tal fue así, que uno de ellos (el trompetista) casó con una moza de Gozón de Ucieza.

Al no haber en el pueblo, fonda ni nada por el estilo, los músicos, se hospedaban en las casas de los mozos del pueblo, como si fueran unos invitados más. En aquellos entonces, la pensión más cercana, se encontraba en Saldaña, a unos doce km. por la carretera P-240 que va desde Saldaña hasta Osorno y pasa por Gozón de Ucieza, y aún no había asfaltada ninguna de las carreteras del entorno. Su suelo era de canto redondo partido y mezclado con tierra. En fin, que eran la comodidad echa suelo. Y es que además, no existían otros medios de comunicación que los coches de línea con sus horarios establecidos. Bueno, alguna bicicleta, sí había en el pueblo. Luego, la fiesta oficial en sí, comenzaba el día siguiente. San Miguel. ¡Qué tiempos! Y la fiesta! el 8 de mayo, era la repera. Estrenábamos algo de ropa, algún año zapatos nuevos, y encima era de cuando más dinero disponíamos de todo el año. La torta. La felicidad completa. Claro. Pero el dinero, no venía solo, así que a pedir la propina a todo pariente que se pondría a tiro. Pues que empiece la fiesta. Por la mañana y antes de la santa misa, la orquesta, acompaña de los mozos del pueblo, y toda la chiquillería detrás, tocando a todo volumen, recogía a la puerta de sus casas, a los señores componentes del Excelentísimo Ayuntamiento, para acompañarles hasta la iglesia, a oír y disfrutar de la Santa Misa Gregoriana, ¡cantada¡. Una vez en la iglesia, la orquesta se situaba en la parte central del coro junto con las personas que cantaban la misa. Entre ellos, destacaba uno, que cantaba como los ángeles. Pepe.   El coro, que está situado en la parte posterior y sobre la zona del bautisterio (baptisterio), tiene tres arcos, coincidentes con las tres naves de la iglesia. Al consagrar el sacerdote la eucaristía, los músicos entonaban el himno Nacional Español, que llenaba con su música y de tal forma la iglesia, que al menos a mí, me impresionaba tanto, que me parecía el no va más. En la parte izquierda del coro, se acomodaban los mozos, y la parte derecha del mismo, siempre estaba lleno de andas, estandartes, etc.
Costumbres perdidas: Llamadas a TONGA:

Éstas llamadas, se hacían por medio de la campana más grande de la torre (el campanón). Normalmente, era para recabar la ayuda de una persona por cada casa del pueblo, e ir todos juntos, a arreglar algún camino, arroyo u otra circunstancial ayuda que necesitara el pueblo. O sea, para el bien común.  Por ejemplo. Para atravesar el río Valdecuriada, recuerdo que había dos puentes hechos con chopos largos y gordos, ramaje y césped para pasar las personas. Uno, en el camino de Gozón de Ucieza a Villota del Duque, y el otro, en el camino del pueblo a Portillejo. Pues bien, éste trabajo, lo realizaba todo el pueblo y no era moco de pavo, con los medios de entonces.
Y el problema, no era hacerle una vez, pues de cuando en cuando se le hinchaban las narices al río, y una gran riada, se llevaba por delante la mayor parte de los puentes. Y vuelta a empezar otra vez. Entonces, los inviernos eran duros, muy duros. Llovía bastante, caían unas nevadas de cuidado y los ríos se helaban de tal modo, que los chiguitos, resbalábamos por encima del hielo en la parte más honda del mismo. Así que cuando venía el deshielo tanto de la nieve como de los hielos, riada al canto. Además, en pleno verano, caían unas tormentas de aúpa; he visto al río Valdecuriada, atravesar la carretera y amenazar con su llegada a las bodegas más bajas.



La producción.
Dado que nuestra zona es de secano, y no hay muchas alternativas productivas, la practica totalidad de la misma, era y sigue siendo, mayoritariamente agrícola. Ganadera, en muy menor medida.
Nuestro pueblo, dispone de un terreno, que en buena medida, es bueno. Aunque sea de secano. Su geografía, es bastante irregular, en cuanto que tiene abundantes lomas, arroyos (unos 40), y otros desagües menores (que desembocan en los ríos Valdecuriada o Ucieza), y conforman una variedad de pequeños valles muy diversos, con un terreno de excelente calidad. Los productos agrarios que mejor se dan en estos terrenos, que eran los siguientes:
Trigo, cebada, avena, yero, lenteja pardina, guisante (arvejas), garbanzo, tito, muela, chocho (altramuz), la patata, y vino.  Ahora bien, la mayor parte se la llevaban el trigo, la cebada, los yeros y las lentejas.
Había además, una buena cantidad de hectáreas dedicadas a la vid. El vino que se daba, era un clarete con algo de aguja, bajo en alcohol, y un buen sabor en boca, que en las bodegas subterráneas del pueblo, ganaba en calidad con el tiempo, aunque fuera un vino de consumo anual. Una pena su pérdida.
Existían además, unas veintiséis bodegas clásicas subterráneas, teniendo unas tres/cuatro, el lagar para elaborar el vino. Una parte importante de los vecinos, tenían vino de su cosecha para todo el año. Éste, se metía en carrales de madera que se conservaba estupendamente en la bodega de cada uno.
En cuanto a la ganadería,  había varios rebaños de ganado lanar, con unos excelentes lechazos y corderos, que al horno de leña como antes se hacía también el pan, eran un verdadero manjar. En el pueblo, había tres/cuatro pastores, que llevaban al campo, los rebaños de varios vecinos, y alguno, tenía rebaño propio. También había algo de ganado caprino y caballar. Entre los años 1950/1960,  El ganado que se utilizaba para las labores agrícolas, eran las vacas principalmente; aunque estas, pronto dieron paso al ganado mular y caballar. Existía un corral llamado de las burras, donde los vecinos, llevaban los animales que no trabajaban para que se les llevara al campo a pacer. Para ése menester, había un pastor que se pagaba entre todos. Éste, avisaba a los vecinos, tocando una gran caracola, que se oía en todo el pueblo.
Otro modus vivendi, era que la mayor parte de los vecinos tenían un huerto para su autoconsumo de verduras como: lechugas, cebollas, cebolletas, berza, puerros, ajos, fresas, etc. etc. Aparte de estas verduras, se aprovechaban otras que nacían solas por el campo como: las aceras, lecherinas, berros, manchocos, también existía alguna huerta con diversos tipos de frutales: manzanos, perales, guindos, cerezos, limoneros, higueras, nogales; además había varias guindaleras (y unos pocos cerezos) repartidas por diversas partes del campo.
Un comentario que no quiero dejar pasar, y es que cuando yo tenía entre 7/9 años, había en el pueblo un par de mozos de unos 17 años, que en sus horas libres, se dedicaban a plantar guindaleras en las zonas del campo que estaban perdidas por ser terreno de mala calidad, y claro, no se les logró ninguna.          O sea, que decididos y emprendedores sí que eran. Eran grandes amigos. Uno, se llamaba Juan y el otro, César. Éste, era hermano mío.
Existían unos seis palomares, de los que creo aún perviven unos cuatro, aunque en mal estado. Una verdadera pena.
En cuanto a la caza, había bastante cantidad de: codornices, perdices, liebres, y ya en menor medida, conejos, zorros, y jabalíes.
Aparte de los pastores de ovejas, que conocían muy donde había huras de conejo y las camas de las liebres, había algún cazador en el pueblo, que cazaba la liebre con galgos y a veces, invitaban a amigos de pueblos próximos, a acompañarlos.

En los ríos Ucieza y Valdecuriada, abundaban los cangrejos autóctonos, y los barbos. No se quien pudo ser el listo que se cargó nuestros cangrejos, pero….., bueno, mejor dejarlo. Personas de más edad que yo,  me han indicado, que antaño allá por los años 1.920/30, también se pescaba la trucha. Y a lo largo y ancho de las riberas de ambos ríos, podíamos contemplar el verdor de varios plantíos de zalces y chopos.      En éllos, hacían sus nidos las pigazas (urracas) (hoy en día, vecinas de las ciudades), y no podemos olvidarnos de los picamadera (pájaro carpintero). Éste ave, que hasta los años 1.950/60 se la veía con mucha frecuencia por nuestra tierra, ahora se le da por desaparecido. Otra ave que también frecuentaba el pueblo, era el aguanieves o lavandera blanca, especialmente, en los meses de invierno. Es un ave inquieta, de aspecto inocente, simpático y limpio. 
La emigración rural.

Entre el final de los años 1.940 y el año 1.980, se produjo la mayor emigración conocida en nuestra tierra, y nuestro pueblo, no fue una excepción. Debemos tener en cuenta, que un buen número de las familias de entonces, tenían tres o más hijos. Por poner un ejemplo. En mi familia, yo soy el octavo de nueve hijos.
Cuando yo era un “chiguito”, el promedio de hijos por casa que yo recuerdo, era de 4,4 aproximadamente. Por lo que cuando te hacías mayor, solo había trabajo para todos durante el verano, pero no durante el resto del año. Todo iba bien más o menos, mientras todos vivíamos en casa de nuestros padres; pero cuando pensabas independizarte y en formar tu propia familia, la cosa ya era diferente.
La mayor parte de vecinos del pueblo, tenían capital, para vivir una sola familia, y algunos, mas bien pocos, para dos. Por lo tanto, creo que la emigración, fue ineludible y necesaria. Tuvimos que irnos del pueblo, personas de todas las familias. Hubo familias que se fueron todos sus componentes. Con más o menos recursos en cada casa, no había para todos. Sin mas paliativos.
Aparte de lo indicado, hasta la llegada del tractor, la agricultura estaba bastante atrasada en muchos aspectos, y aún así, necesitó de varias décadas para llegar al nivel que ha alcanzado hoy en día. Ahora  mismo, en la zona rural, se vive bien; pero sigue teniendo el sino de sus habitantes, y los inviernos, son verdaderamente tristes. Sin embargo, el verano allí es mucho más agradable y más llevadero que en la ciudad. Pero claro, no todo el mundo tiene la suerte de ser de pueblo ni pueblo a donde ir.

Las zonas a las que se emigró principalmente, fueron: Vizcaya, Santander, y Barcelona al principio, y posteriormente, a Madrid y Valladolid, cuando se instaló en ésta última la fábrica de coches Fasa/Renault. 
También hubo uno que se atrevió a ir al norte de Europa a trabajar. Valiente, él.   




Gozón de Ucieza (Palencia). Datos de habitantes a partir del año 1.830.

 

Años conseguidos:  1.830       1.842        1.848        1.850        1.857        1.860        1.877         1.883         

Núm. vecinos:                34            73             73              55              54              62             50

Núm. habitantes:        307         176                                                 230            244           206              206

 

Años conseguidos:  1.885       1.887        1.889        1.891          1.895          1.897          1.899           1.900

Núm. vecinos:             58              65              67               75               68                67                67                63

Núm. habitantes:     206            245           231             246                                 275                                   235

 

Años conseguidos:   1.901        1.903        1.910        1.915        1.920        1.922          1.930          1.940

Núm. vecinos:             62                60              62            59                60              62                51               49

Núm. habitantes:     234              224             216             214                                     208            214

 

Años conseguidos:   1.950         1.960        1.970        2.000         2.005          2.010          2.015          2.019

Núm. vecinos:                55                 38              28               

Núm. habitantes:        200               153           125            61               55                50                41              37

 

Estos datos están sacados tanto del libro de cargos de la diputación de Palencia, como del INE.

Como podemos ver, en 1.830, había 307 h.; en 1.860, 244 h. (-20,5% en 30 años). Luego y durante bastante tiempo y hasta 1.950, se sigue por encima de los 200 h. y es a partir de 1.950, ya con 200 h. cuando la curva hacía abajo es muy  pronunciada; de los 200 h. de 1.950, pasamos a 153 h. 1.960 (-23,5% en 10 años), 10 años después ya son solo 125 h. (-28%), en el 2.000 quedan 61 h. (-47,4%), y en 2020, 22/23 habitantes solo. 

He logrado localizar por varias fuentes en Internet, algunos datos sobre los habitantes del pueblo en diferentes épocas. Los que relaciono, creo que no son todos los que existen, pero así y todo nos pueden dar una idea aproximada de la evolución de los habitantes de Gozón de Ucieza hasta el día de hoy.

He comprobado, que hay ciertas diferencias en función de la fuente consultada, pero éstas son mínimas. Otra curiosidad, es que hay años con número habitantes y vecinos; y otros, solo de vecinos.

Nuestro pueblo, hasta que yo recuerdo, siempre tuvo ayuntamiento propio. Hasta su inclusión en el ayuntamiento de Loma de Ucieza en el año de 1970.

Por hacernos una idea de cómo va el tema por otras poblaciones cercanas, comento tres de ellas, todas según el censo del año 2019: Villasarracino, tenía 141 h., (en el año 1900 tenía 1.182 h.);  La Serna, 96 h., (en 1.900, tenía 327 h.);  y Villamoronta 237 h., (en 1.900, tenía 431 h.).  Y ésa era la tónica general rural.                                                                                                                                                    Hoy en día, las personas que podemos llamar vecinos con toda propiedad, son unos 23. Me refiero a los que viven allí todo el año. Luego ya en verano, varias familias se van a pasar allí una temporada de 4/6 meses. Lo cierto, es que en verano, se está mucho mejor que en las capitales.                                        Está claro que para que la zona rural española reviva, hace falta mucha sangre nueva. Pero claro, para ello, el primero que se tiene que poner en marcha, es el gobierno Español; sus correspondientes ministerios, y detrás el gobierno regional, que para eso están. Digo yo. Y si todos ellos no están dispuestos a realizarlo, pues que se vayan a tomar el aire. Porque ésta tierra, normalmente llevada, sin pasarse claro, podría sacar pecho ante el  resto de Uropa.                                                                      Europa y el campo español? Creo que nunca serán un buen equipo. Al menos, mientras sigan mandando (y seguirán...) los países del norte. Nos hemos olvidado que España fue el primer imperio global? Donde está aquello que lucieron nuestros antepasados por Uropa y el nuevo mundo? Cuanta envidia despertamos, madre mía. Y yo creía que la envidia solo era en España. ¡Qué ingenuo¡ está claro que, todo viene de antaño. Y lo estamos... y lo vamos a seguir pagando... Qué amigos nos echamos…

Y después de esta reflexión, me viene a la memoria la figura del Sr. Fraga. Don Manuel. Se acuerdan Uds. de aquel dicho: “España es diferente”?  ¡Jobar que tío¡ Fue el mejor propagandista español de todos los tiempos. Españoles así, nos hacen falta en estos días. Pero amigos, este tipo de personas, salen cuando salen. Que tío, ni juntando todos a los actuales, sacaríamos uno como él. !qué figura¡  

Bueno, es mejor no hacerse mala sangre. Al fin y al cabo, son los tiempos que corren… ¿Y por ello nos tenemos que conformar? Pues no, no puedo estar de acuerdo. Creo que necesitamos una respuesta a ésta conformidad inmoral que estamos viviendo. ¿No estamos destruyendo todo aquello que durante tantos siglos nos hizo “diferentes”?                                                                                                                    Acaso nos hemos olvidado de (Tantos…) de nuestros antepasados: Cervantes; Don Pelayo; Isabel la Católica; Miguel de Unamuno; Goya; Rosalía de Castro, Hernán Cortes; El Gran Capitán; Los Tercios de Flandes; Agustina de Aragón; Cristóbal Colón; Velazquez; Seguimos?………

 

 

!!!!!!  Y VIVA ESPAÑA, Y SIEMPRE LA RECORDARÉ  ¡¡¡¡¡¡

 

E S P A Ñ A   E S   L A   M E J O R

 



 Las Jóvenes  Rurales. Una dura juventud.

En los años 1.950, había un buen número de chicas, o mozas jóvenes, entre los 15 y 30 años de edad, en los pueblos de la zona. Y nuestro pueblo, no era una excepción. Según mis recuerdos de hoy, y cuando yo tenía entre 8/10 años, habría unas 40/45 mozas.
Mientras vivían con los padres, la obediencia hacia ellos, estaba muy  arraigada, siendo (en líneas generales) algo rígida por parte del padre y bastante más tolerante por parte de la madre. Eran los años que eran, y así eran aquellos tiempos. Todos sabemos lo que ha evolucionado la sociedad desde aquellos tiempos, y con ella, los que nacimos en la zona rural de aquella época.
Echando la vista atrás, hay que reconocer que la vida de las jóvenes en aquellos años, no era nada cómoda que digamos. Ayudaban a la madre en las labores de la casa en labores como éstas: lavaban la ropa de toda la familia, fregaban los suelos de la casa de rodillas, ya que aún no existían las fregonas, fregaban todos los platos y demás trastos sucios de la cocina, iban a por el agua que se utilizaba para beber a la fuente, cosían la ropa de los componentes de la casa, tejían jerseys, chalecos, calcetines, guantes, etc. de lana, y que yo recuerde, también fabricaban ropa de tela, como calzoncillos, batas, delantales, pañuelos para la cabeza de las mujeres, pañuelos para los mocos de todos, cosían/arreglaban los tomates de los calcetines con una bombilla, y yo que se cuantas más cosas. Y aparte de ésas nimiedades, la que más y la que menos, se estaba bordando unos manteles, unas sabanas y colchas preciosas, que pasarían a formar parte de su ajuar de boda.
Y eso, era durante el invierno y una parte de la primavera, porque cuando llegaba la primavera y crecía el cereal en las tierras, aparte de seguir haciendo la mayor parte de las labores de casa, tenían que ir al campo a “escardar”. O sea, limpiar la tierra de las malas hierbas para que creciera limpio y sano todo el cereal sembrado.
Por las mañanas y por las tardes; unas 8/10 horas. Éste trabajo, que se realizaba con una piqueta de mango corto, era un trabajo fastidiado, ya que tenías que estar agachado la mayor parte del tiempo.” Ya saben, no? los riñones agradecen en gran manera dicha postura.
Si  las tierras estaban cercanas al pueblo, se solía ir andando, y si estaban algo lejos, se llevaba algún animal, un caballo, una mula o un burro, en función de la disponibilidad de cada casa. Se colocaba sobre el animal, una manta  sujeta con una cincha de cuero, y encima de ésta, unas alforjas para llevar el almuerzo o la merienda, y el botijo para el agua, ya que ésta pieza de barro cocido, si se tiene un poco de cuidado, mantiene el agua fresco durante bastante tiempo. Por lo que ésta pieza, era imprescindible en el campo. 
Para el vino, había una pieza del mismo material, denominado “boto”.
Y aparte de todo esto, la mayoría de las mujeres, cuando regresaban de las labores del campo, traían sobre el animal, algún saco lleno de hierbas varias, como mielgas, amapolas, trébol, aballicos, etc. para dar de comer a los conejos, cerdos, u otros animales de la casa. Y a veces, sin animal de carga.
De la misma manera, se traían unas hierbas fuertes llamadas abaleos para hacer escobas, que se utilizaban para barrer en la era, en el corral, etc. y también, un tipo de hierbas altas y finas llamadas de heno,de las que se hacía otro tipo de escoba que se usaban para barrer dentro de la casa.
 Y así, hasta que comenzaba el verano, durante el cual, aún había que dar más caña, si cave. Primero, porque había que madrugar bastante mas, y segundo, porque las labores aparte de variadas, y más fuertes, había que hacerlas durante los tres meses más calurosos del año: Julio, agosto y septiembre.
                 En mis años jóvenes, los productos que se sembraban en nuestro pueblo, eran: las leguminosas, el yero, la lenteja, el garbanzo, el guisante, y el tito o muela. De forraje: la alfalfa, y algo de esparceta o pipirigallo. Y los cereales, que eran de lo que  más obradas (una obrada = ½ hectárea) se sembraba: el trigo, la cebada y la avena.
Dado que de la recolección de la cosecha, dependía totalmente la economía de todos los hogares, era cuando todos los componentes de la casa tenían que aportar el mayor esfuerzo al bien común, para recoger la cosecha, y lo más pronto posible.
Bien, pues vamos con el verano. La primera labor, era arrancar a mano, los yeros, las  lentejas. Este trabajo, se hacía agachado, arrancando con una mano, y poniendo el otro brazo apoyado en la rodilla doblada como soporte. El arranque a mano de las leguminosas, se dejó de hacer sobre el año 1.960, (en contra de la opinión de las personas mayores) en que se empezó a segar estas leguminosas con el daye.  Gran avance. Con éste artilugio, los varones (generalmente) segaban el fruto, y las mujeres iban recogiendo, arrastrando y amontonándolo adecuadamente. Posteriormente, salió la máquina de segar leguminosas, tirada por dos animales, y ya todo era más fácil. Mucho menos trabajoso y en menor tiempo. El porqué se “arrancaban” estas leguminosas, tiene una explicación fácil y esta era la económica. Aparte del grano, que solía tener un buen precio, la paja también se vendía estupendamente para el ganado vacuno de las zonas de Asturias y Cantabria. Pero lo que hay que saber, es que la paja de las leguminosas se compone por decirlo así, de dos partes; una que está enterrada en el suelo, llamada “raíz” y la que asoma por encima de la tierra con el grano. Pues resulta que la parte de la paja llamada “raíz” pesa bastante más que la somera. Y en aquellos días, la economía en el campo, se componía de muchos pocos. No de pocos muchos.    
 A continuación de las leguminosas, venía el cereal. Yo no llegué a segar el cereal con el daye, pero a mis hermanas (os), unos años mayores que yo, sí que les tocó. Claro que antes del dalle, todo el cereal se segaba a mano con la segadera. Era la época en que venían a nuestra tierra, los segadores  de la zona leonesa “del páramo”. Por aquellos entonces, aún no se habían realizado las acequias para regar aquellas tierras, que hoy en día, son más ricas que las nuestras.
Yo, tuve la suerte de que cuando comencé a trabajar en el campo, ya existían las máquinas segadoras, tiradas por un par de animales. Las primeras, llevaban ruedas de hierro y con los rodamientos al descubierto, o sea, al aire; poco tiempo después, llegaron las segadoras de cereal con ruedas de goma y los rodamientos tapados por un cárter cerrado de hierro fundido. (o sea, los rodamientos tapados herméticamente y bañados en valvulina). Éstas máquinas, ya eran la pera. Mejor dicho, “la repera”. Qué comodidad.  Ruedas de goma, y todo. Y encima, al llevar los rodamientos tapados y bañados en valvulina, las averías y el tiempo perdido, eran mucho menores. Las primeras de éste tipo que yo conocí, fueron de la marca Deering. Mi padre, que era el herrero del pueblo, trajo varias de segunda mano. Las arregló y dejó como nuevas. De fabricación nacional, la primera que conocí, fue de la marca Urbón, fabricadas en Medina de Rioseco (Valladolid). a continuación, aparecieron alguna marca más, ya todas ellas de fabricación española.
Como se decía en aquellos años, “las ciencias avanzan que es una barbaridad”. Realmente cierto.  
La persona que llevaba (conducía) la máquina segadora, solía ser un varón, casi siempre el jefe de la familia o el hijo mayor. Detrás, el resto de la familia, regularmente mas mujeres que hombres, iban  atropando (del verbo atropar) las gavillas que iba dejando la segadora, en morenas, y por último, había que recoger con el rastro (arrastrar) los restos de mies que quedaran en la tierra. 
La persona que conducía la máquina segadora, iba sentada en todo momento, tanto segando, como de una tierra a otra; y el resto, que habíamos echo el trabajo duro, pues detrás dando un paseíto. Que demonios, si es que además el andar es muy sano. O no¡. Y muchas veces, cantando  ¡¡¡¡¡¡¡. Eso era valor, y que más cosas? Aunque solo me tocó tres años, lo viví de primera mano.
 Como puede verse, cuando había un trabajo duro, allí estaban las  mujeres. Claro que no solo eran las mujeres. En verano, todo quisqui, era necesario. Hasta los más jóvenes. Pero a ellas en la siega, como en otras labores las tocaba lo mas duro.
El verano, se acababa cuando ya no quedaba grano, ni paja de ningún tipo en las eras. Últimos de agosto, o primeros de septiembre generalmente, aunque se podía alargar hasta la segunda quincena de septiembre, pero no era lo frecuente. Si el verano se alargaba, era por dos motivos. Primero, porque el año venía muy bueno, o porque había llovido bastante durante el verano, (o ambas cosas), con lo que se retrasaba la trilla del cereal, y por tanto, el resto de labores.
Digamos que el verano, es un proceso que comprende las siguientes fases: el arranque o corte de las leguminosas, el segado de los cereales, el acarreo a la era, la trilla, la bielda, y por último, meter el grano en la panera y la paja en el pajar. Decíamos que el verano comienza cuando se arrancaban a mano las leguminosas y se segaban los cereales; dejando todo ello en las tierras, hasta el acarreo (transporte con carro) de todo ello hasta la era. El acarreo, se realizaba con carros de viga para dos animales. Estos carros, iban armados con unos armazones de madera y redes de cuerda.
En casa de mis padres, se hacían tres viajes diarios y para ello, había que madrugar una barbaridad; a las 12/12,30h de la noche. O sea que si lograbas dormir 4/5 horas diarias eras un tío afortunado. Y así durante 30/45 días. Seguidamente, se esparcía la trilla en la era con lo acarreado. Una vez que la mies estaba bien molida, se procedía a aparvarla. Luego, venía la bielda. En mi tiempo, ésta se hacía con una maquina llamada beldadora, que llevaba incorporada una zancada (zanca), que se movía a mano por las personas. Posteriormente, se la acopló un motor de gasolina, que en casa era de la marca “Campeón”, y la bielda dejó de ser un suplicio.  Después, ya vino la elevadora o ensacadora, y esa maquina, ya era la leche. Jovar. Beldaba, limpiaba, y … ensacaba el grano. Todo de seguido. Los sacos de cereal, pesaban entre 75/90 kilos, en función de los sacos y el tipo de cereal. Más, si era trigo, y menos, si de cebada o avena.     
 Para hacernos una idea de lo que se curraba en aquellos tiempos durante el verano y la importancia que se le daba, solo se hacía fiesta, las fechas siguientes: el 18 de julio, fiesta nacional; el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol y patrón de España, y el 15 de agosto festividad de Nuestra Señora.

Acabado  el verano, todo volvía a la normalidad.
Madres rurales. Una vida sacrificada.
Partiendo de la base de que en aquellos años, aún no había agua corriente en las casas, ya que este hito, no fue posible hasta el año 1.964, y sabiendo como sabemos todo el mundo, lo que significa hoy el agua en las viviendas, nos podremos hacer una pequeña idea de lo importante que ésta carencia significaba para las mujeres rurales de entonces. Bien. Hasta cerca del año 1.950, el agua que se utilizaba  en casa, se traía de una fuente situada a unos quinientos metros del casco urbano del pueblo. “La fuente del canto”. Esta fuente, aún sigue en activo, y tiene un agua de excelente calidad. Posteriormente, se hizo un pozo excavado en el suelo al lado de las eras. Sobre el brocal del mismo y con fábrica de ladrillo y cemento se hizo una pequeña caseta en forma de arco. En la parte anterior tenía un hueco con una poyata, y una polea sujeta del techo con una cuerda y un cubo para sacar el agua. En la pared lateral derecha, disponía de un caño que servía de rebosadero y desaguaba en una pileta de fábrica de ladrillo y cemento, y ésta a su vez, en un pequeño arroyo que discurre al lado.
Ya dentro del pueblo, existían varios pozos de los excavados en el suelo, de +-, 1 m. de diámetro, variando bastante la profundidad de unos a otros, y que yo recuerde, solo se utilizaban para lavar la ropa, dar de beber a los animales, hacer adobes, etc. pero no se utilizaban para el consumo de las personas. Siendo la mayor parte de propiedad particular.
Posteriormente, se hace un pozo artesiano dentro del casco urbano, en un pequeño plantío de olmos, que aún existe al lado de las eras del pueblo, y éste agua, ya sí, se utiliza para todo tipo de servicios del pueblo. Seguidamente, se hace un abrevadero o pilón de ladrillo y cemento, para la ganadería. El pueblo está situado en alto, y tiene una excelente caída hacia el río Valdecuriada. A pesar de ello, y como no había ni una sola calle urbanizada adecuadamente, cuando llegaban las lluvias, o las nieves, varias de ellas, se enfangaban de agua y  barro por bastante tiempo.
A raíz del agua corriente en el pueblo, se hacen unos lavaderos para el lavado de ropa. Hasta  entonces, habían de hacerlo en el río Valdecuriada o en los pozos excavados del pueblo. En invierno y en verano. En verano, el Valdecuriada, solía medio secarse y al dejar de correr el agua, tenían que ir a lavar la ropa al río Ucieza; a unos 1.500 m. del pueblo. También se iba a lavar la ropa, a un pozo artesiano de 6/8 caños y que tiraba mucha agua, situado a unos 1.500 m. en el campo de Bahillo; aquí se solía llevar comida. Mis hermanas, así lo hacían a veces.
Tengo un recuerdo grabado en mi memoria, que siempre me acompañará; tendría de seis a ocho años de edad. Era invierno; había nieve en las calles, chupiteles en los aleros de los tejados del pueblo, las orillas del  río Valdecuriada, con nieve y escarcha, y el agua del río, helado. Pues bien. Me estoy viendo bajar con mi madre, por la calle mayor hacia el río, llevando entre ambos, un gran balde lleno de ropa sucia,  y ella, en su mano derecha libre, el tajo de lavar de madera, y una alfombra para arrodillarse.
La acompaño a lavar la ropa de la familia al río Valdecuriada. Llegamos al río, lo cruzamos, se abrió un hueco entre los juncos llenos de nieve y escarcha, rompió el hielo del río con el tajo de lavar, se arrodillo sobre la alfombra extendida, se puso por los hombros un chal de lana negro, y manos a la obra.
Los guantes de goma? Aún no se conocían en el pueblo en aquellos tiempos. Los únicos guantes existentes, eran los que ellas mismas tejían con hilo de lana por la noche, para toda la familia, para evitar el entonces, frío, largo y duro invierno.
¿A cuantos grados estaba lavando mi madre? Al repasar aquellos recuerdos, aún me dan escalofríos. Estas mujeres, eran increíbles. Fuertes, duras, pero a la vez, flexibles como un mimbre, y sacrificadas como ellas solas. Todo por su familia.
Lo mismo que cuando estaban embarazadas. Seguían realizando sus labores diarias, tanto de casa, como en el campo, hasta que les llegaba el momento de dar a luz a un nuevo hijo, por regla general en casa, ayudadas por la matrona del pueblo y si llegaba a tiempo, el médico de cabecera que vivía a 2,5 kilómetros.    Y cuantos hijos daban a luz cada una de ellas? Y cuantas no lograban sobrevivir a algún parto? Indicar  también, que al medico de cabecera le pagaban las familias una cuota por su cuenta para atender a los enfermos. Aparte de esto, la mayoría tenía (y pagaba) una póliza médica llamada Martierra, para los médicos especialistas. Esto ya, en Palencia Capital.
Madre mía. Qué bárbaras. Nunca se rendían, y encima, con una gran parte de sus derechos restringidos, y a veces anulados? Se me ocurren muchas,…… muchas más cosas que contar de estas mujeres. Con solo recordar lo que mi madre hacía, se podrían llenar páginas y páginas. Pero me temo no saber explicar adecuadamente el papel que desempeñaban, ni el reconocimiento a que son merecedoras.
Pero lo que sí quiero, es dar a todas ellas, las gracias por su amor y su sacrificio desinteresado y duro, que supieron ofrecer en beneficio de todos nosotros. Sus hijos. Gracias. Muchas gracias.