miércoles, 16 de diciembre de 2020


- 1 -  GOZÓN DE UCIEZA. Recuerdos y añoranzas.

Su situación Geográfica


Los pimentoneros de La Vera (Cáceres), con el mejor pimentón del mundo, se acercaban a ofrecer su producto, tanto a granel en sacos, como en latas de 25kg, que eran rectangulares y un poco altas; estaban fabricadas en chapa y pintadas con unos dibujos preciosos de sus bellas mujeres por una cara, y de su producto por la otra. En casa, mi madre solía hacer acopio para el consumo diario y para hacer la matanza del cerdo.

Así mismo tengo un recuerdo especial de los “chifleros” de Cantalejo” (Segovia) y que por nuestra zona, llamábamos “trilleros”, (que no existe en la Rae) (porqué?)

En primer lugar, porque su estancia en el pueblo se hacía notar; tanto por el ruido que hacían con su trabajo al empedrar los trillos, como porque durante unos días, crecía la población del pueblo; estos vecinos temporales, tanto mujeres como hombres, se integraban en el día a día del pueblo sin problema alguno.

Recuerdo que después del trabajo diario, los hombres, se acercaban con vecinos del pueblo a tomarse un vaso de vino a las bodegas.

En segundo lugar, porque la vida está llena de sorpresas. Unos 45 años después, y por mi profesión, estuve visitando durante años este pueblo: Cantalejo.

Bien. Durante una de aquellas visitas y estando hablando con un cliente, entra en el establecimiento un señor de unos 70 años. Nos da los buenos días y el cliente me lo presenta como su suegro. Seguimos hablando, me pregunta de donde soy, y resulta que éste señor, Manolo, no solamente había estado en Gozón de Ucieza, sino que además de conocer a mi familia, algunos días se acercaba con mi padre a la bodega a tomarse un vinillo. En ése tiempo, vino cosechado en el pueblo o de otros cercanos.

Éste buen hombre, conocía la mayor parte de la provincia de Palencia. La empezó a recorrer con su padre cuando era un niño, y él siguió haciéndolo después. Tenía unos recuerdos increíbles. Conocía a todo quisqui, y sabía de qué pie cojeaba cada uno. Que memoria el tío. Era la leche.   

Tan importante era el gremio de los chifleros o trilleros, que en sus buenos tiempos, sobre los años 1950, existían en Cantalejo, unos 400 talleres familiares, que fabricaban la friolera de mas de 30.000 trillos al año y otros aperos agrícolas de madera, como rastros, bieldos, horcas de madera, y garios, cuartos, celemines, etc. Que luego salían a vender en grandes carros por todas las aldeas de la ancha Castilla. 

Aparte de su fabricación, se dedicaban a reparar todos los aperos que sus clientes tuvieran desgastados o reponían las piedras de silex que faltaran de los trillos usados.

Para ello, un buen número de familias se trasladaban con sus carros durante los meses de mayo, junio y julio. Luego ya, y en el mes de agosto, se iban para su tierra a celebrar la fiesta de Nuestra Señora, y San Roque. El patrón de Cantalejo.

Otra cosa del pueblo que hoy echo en falta, son las hectáreas de viñedo que existían. El mismo, desapareció al hacerse la famosa concentración parcelaria. Una verdadera pena.

Además, existían algunos lagares (dos/tres), donde se pisaba la uva, y bastantes bodegas (cerca de treinta), así como varios huertos y huertas, todo lo cual va desapareciendo.                                                                                                                                                                

                 También era normal que la practica totalidad de familias del pueblo, criara unos cuantos conejos, gallinas, patos y cerdos. En fin, se trataba de ser lo mas autosuficiente posible.

Existían además cinco o seis palomares; los había de dos formas: redondos y cuadrados. Algunos dentro del pueblo, y otros repartidos a las afueras del mismo.

Tanto en primavera como en verano, cuando íbamos a trabajar al campo, llevábamos siempre un botijo o una botella de cristal con agua del pozo del pueblo que es estupenda y fresca, y cuando se nos acababa, nos acercábamos a alguna de esas fuentes para llenar otra vez; si además almorzábamos, comíamos o merendábamos en el campo, llevábamos además un boto para el vino.

Ambos envases son de tierra cocida, como todo el mundo sabe y conservan su contenido fresco, durante bastante tiempo. Tanto la bebida como la comida se trasportaba en las alforjas que portaban los animales de labranza.  

 

**  "Chiguito", significa niño o chaval, y es una palabra básicamente palentina.                          Hay un dicho palentino que dice así: "un chiguito se escolingaba por un arambol".

 -1- GOZÓN DE UCIEZA. Recuerdos y añoranzas.

Gozón de Ucieza, es una pequeña población rural situada en el medio norte de la provincia de Palencia. Perteneciente a la comunidad autónoma de Castilla y León. España.
Por sus características específicas, bien puede ser tomada como referencia de la mayoría de poblaciones de la España rural. Para lo bueno y para lo malo.
 Lo bueno de estas poblaciones, lo sabemos ya, todo el mundo y en especial aquellas que hemos tenido la suerte de nacer en alguno de ellas y que es muy difícil de explicar a los que no han tenido esa suerte.
Lo malo, y como todo el mundo sabe, es que estas poblaciones se están quedando sin habitantes, y en un tiempo no lejano, se irán quedando despobladas con todo lo que ella conlleva. Triste, muy triste. 
Datos de interés. Según datos sacados de Internet, la población de Gozón, ya era incluida en documentos legales de primeros del siglo XIII. Ello da pie para pensar con toda lógica, que fue fundado antes de dicha fecha.
Gozón o Gozón de Ucieza? Hay un dato sobre su nombre y que hasta hoy (año 2020), me era totalmente desconocido. Y es que buceando en Internet, encontré que hasta el dos de julio de 1.916 nuestro pueblo se llamaba GOZÓN (solo), pasando a denominarse: GOZÓN DE UCIEZA, a partir de dicha fecha.
Sus habitantes. La mayor parte de sus habitantes eran agricultores, y unos pocos también tenían algo de ganadería vacuna, pero existía alguna que otra profesión como: carpintero, herrero, secretario del ayuntamiento, estanquero, barbero (solos los Domingos pues era agricultor), 3 pastores de ovejas, 1 de ganado mular,  un cantinero al que su cantina se podía considerar una tienda de ultramarinos. Vendía, casi de todo: vinos, licores, alimentación, frutos secos, sardinas arenques, zapatillas, hilos, etc. (vamos, un mini mercado de hoy en día). y además era la (única) cantina (bar) del pueblo.
Otras profesiones: maestra/o, médico, cura, albañiles, veterinario, capador, carnicero, panadero, etc. que venían de algunos pueblos cercanos: El médico, el panadero, el carnicero y los albañiles, venían de Bahillo (2 km.); el cura, de Villaproviano (3 km.) y posteriormente de Itero Seco (6 km) ; el veterinario y capador, de Carrión de los Condes (19 km.);
Semanalmente, venía un pescadero desde Palencia con una camioneta pequeña, que todo el mundo llamábamos “caja de cerillas”. Su nombre era Moisés y en ocasiones le acompañaba su señora. Para dar a conocer a las señoras que había llegado, se pasaba por la escuela y pedía permiso al maestro/a para que dejara salir a un chiguito** a pregonar los tipos de pescado que traía. Para ello, nos dejaba una pequeña trompeta de latón, y recorríamos el pueblo tocándola y pregonando a voz en grito para hacernos oír; el sueldo/premio, 2 pesetas rubias. Aquellas 2 pesetas eran la leche, para un chiguito** de unos 6/10 años allá por los años 1950.  
Después de la recogida del verano, regularmente en septiembre, solían venir algún camión desde Toro a vender sus excelentes uvas. Los asturianos no eran menos y nos acercaban sus estupendas manzanas y los cántabros con sus nueces a granel en la caja del camión. Solo que estos, en vez de vender sus nueces, preferían dar un cuarto de nueces a cambio de un cuarto de trigo. Costumbres de aquellos tiempos.                  
La escuela. La escuela del pueblo era mixta, por lo que solo había un/a maestro/a. De los 3 que me dieron clase, el primero fue D. Vivencio, el cual era un excelente docente. Después y durante un solo curso, tuvimos una maestra cuyo nombre ya, ni recuerdo. Con la última que asistí a la escuela, fue con una maestra llamada Doña Fausta. esta señora que fue una excelente profesional, la sigo recordando con reconocimiento y aprecio por su bien saber, estar y enseñar.
Lo que también recuerdo, es que había bastante viñedo que desapareció al hacerse la concentración parcelaria. Para elaborar el vino, había 4/5 lagares y unas 30 bodegas subterráneas de las cavadas bajo tierra, de las cuales la mayoría de ellas son paralelas a la carretera P-240 en  El vino que se daba, era un clarete con una pizca de aguja y muy pocos grados; se guardaba en cubas de madera dentro de las bodegas. La mayoría de los vecinos, disponían de gallinas, conejos, patos, cerdos y cabras para la leche. Había unos 6 palomares, alguno dentro del pueblo y otros en los alrededores. Eran cuadrados y otros redondos. En la actualidad, existen 2 de ellos (creo) y en no buenas condiciones. Aparte de ello, la mayoría tenía un cacho de huerto o huerta, para sembrar las verduras, cereales, árboles frutales, etc. y que en el caso de mi familia, nos tocaba regar con agua sacada del río Valdecuriada con un caldero. (Recodar que el agua corriente aún no existía en el pueblo).
Aparte de eso, bastantes vecinos mataban algún cerdo y también se mataba una vaca entre dos o más vecinos para elaborar principalmente la cecina, chorizos de carne y de callos, etc. 
En fin, de lo que se trataba, era de ser lo más auto suficiente posible. 
Consumo de agua potable. Existía una fuente a unos 500/700 metros del pueblo por el camino de Villaproviano, llamada “la fuente del canto”. Curioso nombre, ya que está construida excelentemente con piedra labrada. El agua era de manantial y de excelente calidad. De ella se encargaban de limpiarla todos los años, los pastores del pueblo. Además, a lo largo y ancho del campo, existían bastantes fuentes de manantial cuya agua estaba fresquísima en verano. De estas también se encargaban de su limpieza y mantenimiento los pastores del pueblo. Entre los años 1948/1950, se hizo un pozo artesiano dentro del casco urbano. El agua de éste, seguía siendo excelente.
Iglesias. Sobre el año 1093, existían 2 iglesias, la actual de San Miguel y la de Santa María. Ambas dependían jerárquicamente del Monasterio de estilo románico de Nogal de las Huertas. Este monasterio que está a unos 12 km. la carretera P-240 y después por la P-241; en línea recta está a unos 5 km. por un camino de concentración y a unos 10 km. de Carrión de los Condes por la P-241.
Fue fundado en el año 1.063 por la condesa Doña Elvira Sánchez bajo la advocación de San Salvador de Nucales. Y está considerado como el más antiguo del románico palentino. En junio de 1931 fue declarado Monumento Histórico/Artístico. En la actualidad está incluido en la lista roja, de  la asociación Hispania Nostra.
Recordar que la provincia de Palencia es la que dispone del mayor número de monumentos románicos de España y ésta de toda Europa.
El pueblo, disponía también de una excelente casa para el sacerdote. Pero yo no conocí vivir en ella a cura alguno. Ésta, aún sigue en pié y es propiedad particular.
 El primer cura que recuerdo, fue Don Julián. Era un señor ya mayor que venía desde Villaproviano (unos 3km); posteriormente, le sustituyó Don Eleuterio. Éste vivía en Itero Seco (unos 6km).
Lo que ambos hacían, era venir los domingos y días festivos a decir la misa, celebrar las procesiones preceptivas, la semana santa, las rogativas pertinentes para que lloviera,? celebrar los bautizos, las primeras comuniones, etc.
Cada cierto tiempo venía el señor obispo a hacer una visita pastoral al pueblo. Yo, recuerdo una cuando era un chiguito y otra ya de mozalbete. En ambas ocasiones, fue por la tarde y aquel día era fiesta.
Que barbaridad. Que trato se le daba. Y con el séquito que le acompañaba, parecía que llegaba el jefe del estado o yo qué se quién. Era el summum. De chiguitos, nos quedábamos con la boca abierta. Literal ¡¡¡¡
El buen hombre, llegaba en un gran vehículo negro marca mercedes. Con su chofer, claro. Las calles decoradas con flores por todos lados. Bueno, en fin, el pueblo entero se vestía de fiesta.
Se bajaba del vehículo al lado mismo de la iglesia, donde le esperaban para saludarle las autoridades locales que se daban codazos para poderle besar su anillo, que era la leche. ¡qué anillo! Luego, se metía bajo el palio, desde su coche hasta la iglesia, en la que se celebraba una ceremonia cantada, por cierto muy vistosa y bonita; y muy larga……….. Casi siempre, aprovechaba para confirmar a los jóvenes que aún no lo estuvieran, y una vez acabados todos los rituales de rigor, y ya a la salida de la iglesia, bendiciones y más bendiciones.
Al término de su visita, las autoridades locales, ofrecían al Sr. Obispo y su séquito, a un refrigerio en la sala de juntas del ayuntamiento.
Mientras los elegidos se recuperaban del esfuerzo realizado, todo el pueblo esperábamos a pié de calle con toda la paciencia del mundo, esperando su gloriosa salida. Al pasar por entre la gente, aprovechaba para unas cuantas bendiciones más. Mientras, todo el mundo aclamándole hasta que su excelencia tenía a bien subirse a su automóvil de color negro, equipado con visillos neutros en los cristales posteriores, y un banderín encima del capó delantero en representación de su autoridad y dignidad. El obispo que yo conocí, se llamaba D. José Souto Vizoso.
El pueblo disponía de una pequeña cantina, que servía a la vez como bar y tienda de ultramarinos, en el más amplio concepto. Allí se vendía desde escabeche, sardinas arenques, pimentón, zapatillas, hilos, aceite y vino a granel, refrescos, jabones, chocolate, higos en conserva, frutos secos, y en fin, casi todo lo que podías necesitar. Y no faltaban tampoco las golosinas para los chiguitos. El dueño, Julián, era hermano de mi madre.
Existía también un horno, al que iban vecinos del pueblo a hacer su propio pan. Estaba situada en una casa particular y lo atendía su dueña, la señora Soledad. Recuerdo haber ido alguna vez con mi madre.
 Llevábamos nuestra propia harina y entre ambas mujeres, hacían la masa, los panes y los iban metiendo en el horno de leña. No recuerdo lo que se pagaba por ello. Posteriormente, y no sé los motivos, éste horno dejo de funcionar.
 A partir de ahí, no recuerdo donde se compraba el pan, hasta llegó un panadero llamado Martín. Éste hombre era la leche. Pocos personas he visto con más humor, alegría y amabilidad. De ésta persona, se me a quedado un dicho que le escuché cuando yo era joven. A cualquier comentario que hacía, siempre le añadía: “mecaguen los demonios coloraos” tal cual, pero con salero. Entre su mujer, llamada Evangelina y él, eran capaces de remover Roma con Santiago. Que par de personas, que par de profesionales, que par de trabajadores. Se ganaban a todo el mundo. Recuerdo como conocí a éste hombre. Tendría unos 8 años, era invierno, por la tarde y estaba tumbado al calor de la gloria de casa. Llamó a la puerta, y alguien de casa entró al señor Martín a la gloria; venía con dos grandes panes en sus manos. Venía a ver si convencía a mis padres para que le compraran a partir de entonces el pan. Nuestra familia compuesta de 11 personas, seguro que sería un buen cliente. No recuerdo nada más, pero a partir de ésas fechas, en casa se empezó a comer pan de Martín. Y era bueno, ya lo creo. Ellos, vivían en el pueblo de Bahillo, 2k. Y así, hasta que dejó de trabajar. Aparte del pan, fabricaban varios tipos de pastas, magdalenas, etc. Para repartir sus fabricados por los pueblos de los alrededores, tenía un carro de varas tirado por un mulo. Al principio, iba él mismo repartiendo, pero como la cosa se ve que funcionaba, contrató un señor para el reparto. El frío que pudieron cascarse ambos. Madre mía. El carro de varas, llevaba un toldo en la parte superior, otro adelante y otro por detrás. Supongo que en verano, sería estupendo, pero el resto del año y sobre todo en invierno con aquellas nevadas, aquellos fríos heladores y el agua que caía entonces, aquello tenía que ser un suplicio. Ya más adelante, se compró una DKV. Ésta furgoneta se fabricaba en Vitoria y creo fue la primera que se hizo en España.
Cuando llegaba la fiesta del pueblo, también nos hacía una buena cantidad de pastas. Y claro el día de la fiesta por la mañana, llevábamos lechazo o cordero en varias cazuelas de tierra cocida, para que nos lo asara en su horno de leña. Y justo antes de ir a comer, nos acercábamos a por ello. O sea, del horno a la mesa. En fin, un excelente asado, una buena ensalada, un buen vino, la mejor compañía, y el resultado de todo ello, una excelente comida.
Aparte de esto, y para el suministro de las casas, venían de otros pueblos cercanos con un carro de varas tirado bien por un mulo o un caballo, el carnicero, el frutero y varios con ultramarinos, y hasta desde Paredes de Nava, venían varios a vender sus telas.
Una vez a la semana, venía un fresquero de Palencia, que se llamaba Moisés. Tenía un camión muy pequeño, al que los chiguitos le apodamos “la caja de cerillas”. Si estábamos en la escuela, iba a pedir permiso al maestro/a, para que uno de nosotros fuera por el pueblo a pregonar con una pequeña trompetilla que nos daba, los tipos de pescado que traía. Por ése trabajo, nos solía dar dos pesetas (2 rubias). Y claro, los chicos, nos matábamos por ser los elegidos aquel día. Una rubia entonces, era algo que pocas veces disfrutábamos.
Para la venta y el arreglo de los aperos del ganado de labranza, que en su mayor parte eran de piel, se acercaba desde Villamoronta, a unos 10km. casi todos los domingos después de misa, un guarnicionero, que llamábamos  “el collerero”.
Así mismo, un señor de Villota del Duque a unos 5km. se acercaba también los domingos, para entregar los zapatos arreglados y recoger los que había de arreglar; de todas las casas del pueblo. El zapatero.   
El médico, vivía en Bahillo a 2km; el veterinario o el capador, también venían de fuera, de Carrión de los Condes a 15km, o de Saldaña a 12km.
De cuando en cuando, se acercaba algún camión cargado de pescado a granel; Chicharros, agujas, palometas, pez espada, etc. eran de la cornisa cantábrica,  de Santander.
Así mismo, después del verano y a principios del invierno, se acercaba algún vendedor de nueces también a granel, pero lo curioso, es que en vez de venderlas, cambiaba un cuarto de nueces, por un cuarto de trigo. Éstos, solían ser de la zona norte de Palencia, donde había muchos árboles frutales.
También se acercaban vendedores de Toro (Zamora) con sus estupendas uvas en jaulas de madera.
Así también, desde Asturias venían otros a ofrecer sus manzanas rojas estupendas. Toda ésta fruta, al ser cierta cantidad la que se compraba, se extendía con mucho cuidado por encima del grano que había en casa, para su mejor conservación. Cebada, trigo, avena…..
            Los pimentoneros de La Vera (Cáceres), con el mejor pimentón del mundo, se acercaban a ofrecer su producto, tanto a granel en sacos, como en latas de 25kg, que eran rectangulares y un poco altas; estaban fabricadas en chapa y pintadas con preciosos dibujos de sus bellas mujeres, y de su producto por la otra cara. En casa, mi madre solía hacer acopio para el consumo diario y para hacer la matanza del cerdo.
Así mismo, tengo un recuerdo especial de los “trilleros de Cantalejo”(Segovia).
En primer lugar, porque su estancia en el pueblo se hacía notar; tanto por el ruido que hacían con su trabajo al empedrar los trillos, como porque durante unos días, crecía la población del pueblo; estos vecinos temporales, tanto mujeres como hombres, se integraban en el día a día del pueblo sin problema alguno.   Recuerdo que después del trabajo diario, los hombres, se acercaban con vecinos del pueblo a tomarse un vaso de vino a las bodegas.
En segundo lugar, porque la vida está llena de sorpresas. Unos 45 años después, y por mi profesión, estuve visitando durante años este pueblo: Cantalejo.
Bien. Durante una de aquellas visitas y estando hablando con un cliente, entra en el establecimiento un señor de unos 70 años. Nos da los buenos días y el cliente me lo presenta como su suegro. Seguimos hablando, me pregunta de donde soy, y resulta que éste señor, Manolo, no solamente había estado en Gozón de Ucieza, sino que además de conocer a mi familia, algunos días se acercaba con mi padre a la bodega a tomarse un vinillo. En ése tiempo, vino cosechado en el pueblo.
Éste buen hombre, conocía la mayor parte de la provincia de Palencia. La empezó a recorrer con su padre cuando era un niño, como él lo hizo después. Tenía unos recuerdos increíbles. Conocía a todo quisqui, y sabía de qué pie cojeaba cada uno. Que memoria el tío. Era la leche.   
Tan importante era este gremio, que en sus buenos tiempos, sobre los años 1950, existían en el pueblo, unos 400 talleres familiares, que fabricaban la friolera de mas de 30.000 trillos al año y otros aperos agrícolas, como rastros, bieldos, horcas de madera, y garios, cuartos, celemines, etc. Que luego salían a vender en grandes carros por todas las aldeas de la ancha Castilla. 
Aparte de su fabricación, se dedicaban a reparar todos los aperos que sus clientes tuvieran desgastados o reponían las piedras de silex que faltaran de los trillos usados.
Para ello, un buen número de familias se trasladaban con sus carros durante los meses de mayo, junio y julio. Luego ya, y en el mes de agosto, se iban para su tierra a celebrar la fiesta de Nuestra Señora, y San Roque. El patrón de Cantalejo.
Otra cosa del pueblo que hoy echo en falta, son las hectáreas de viñedo que existían. El mismo, desapareció al hacerse la famosa concentración parcelaria. Una verdadera pena.
Además, existían algunos lagares (dos/tres), donde se pisaba la uva, y bastantes bodegas (cerca de treinta), así como varios huertos y huertas, todo lo cual va desapareciendo.
También era normal que la practica totalidad de familias del pueblo, criara unos cuantos conejos, gallinas, patos y cerdos. En fin, se trataba de ser lo mas autosuficiente posible.
Existían además cinco o seis palomares; los había de dos formas: redondos y cuadrados. Algunos dentro del pueblo, y otros repartidos a las afueras del mismo.
Para el consumo de agua del pueblo, existía un pozo artesiano, que se hizo sobre los años 1948/50. Está situado al lado de las eras donde antes se hacía el verano; en Gozón están todas juntas y son de propiedad municipal. Antes de ésa fecha, el agua que se consumía en el pueblo, se traía de una fuente llamada “fuente del canto”, situada en un arroyo que cruza el camino a Villaproviano y al lado del mismo. Todos los años por verano, la limpiaban los pastores del pueblo y se llevaban como pago, los cangrejos y peces que tendría la misma. Tiene las paredes recubiertas de piedra y es una fuente  fantástica, que aún sigue existiendo hoy en día. 
Además, a lo largo y ancho del campo del pueblo, existían varias fuentes de manantial que estaban fresquísimas en verano de las que bebíamos todo el mundo, cuando íbamos a trabajar por aquellos pagos. De todas ellas se cuidaban los pastores del pueblo.

Tanto en primavera como en verano, cuando íbamos a trabajar al campo, llevábamos siempre un botijo o una botella de cristal con agua del pozo del pueblo que es estupenda y fresca, y cuando se nos acababa, nos acercábamos a alguna de esas fuentes para llenar otra vez; si además almorzábamos, comíamos o merendábamos en el campo, llevábamos además un boto para el vino. Ambos envases son de tierra cocida, como todo el mundo sabe y conservan su contenido fresco, durante bastante tiempo. Tanto la bebida como la comida se trasportaba en las alforjas que portaban los animales de labranza.  
**  "Chiguito", significa niño o chaval, y es una palabra básicamente palentina.                          Hay un dicho palentino que dice así: "un chiguito se escolingaba por un arambol". 


2 comentarios:

  1. Alfredo como bien sabes soy mas joven pero recuerdo a muchas de las personas que relacionas y comdenzare por el sacerdote Don Eleuterio, que era mas conocido como Don Tello, el cual me bautizo a mi y años mas tarde marcho a Villabermudo de Ojeda donde falleció.
    De la maestra Doña Fausta recuerdo que su marido Don Melquiades e cual debía ejercer cerca marcho a La Rioja. Del otro maestro Don Vivencio le conocí como director en lo que llamamos "las nacionales" cuando fuimos todos los niños de la comarca a Carrión.
    Como curiosidad te diré que casi coincidiendo cuando nos dejabas esta entrada volví a oír la palabra "Maestro". Fue en Almería a los alumnos de un colegio de Nijar con una edad sobre los quince años y el maestro no pasaría de cuarenta.
    Volviendo de nuevo a las personas que aludes y recuerdo voy con Martín el panadero bien recuerdo su pan y esas excelentes magdalenas y rosquillas las cuales tenías que encargar por que se las quitaban de las manos. Yo ya le recuerdo con un Land Rover largo e ir a comprar el pan con la libreta y creo se le pagaba al final de la pagina. En cuanto a la expresión usada era eso de "mecaguen los pecaos".
    De los trilleros de Cantalejo también me acuerdo, quizás uno de ellos era el señor Manolo.
    De la visita del obispo yo recuerdo una muy vagamente ya que era muy niño y a uno de los que confirmo fue a mi hermano que como siempre esta con el si no me paran también voy yo a confirmarme.
    De las fuentes que mencionas muchas de ellas eran pequeños manantiales pero aparte de la Fuente el Canto recuerdo otra grande la que se llamaba la fuente de "La Mora" que estaba cerca del Alto Balbino.

    Saludos.

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  2. hola Tomas:
    Referente a D. Teyo y como quiera que yo me fui al seminario el año 1955, ya no se donde se pudo ir.
    En cuanto al "dicho" de Martín el panadero de: "mecaguen los pecaos", efectivamente tienes tu razón. tendré que rectificarlo.pero ahora tengo que pensar quién era el de "los demonios coloraos"
    Efectivamente, las fuentes del campo que menciono, eran manantiales. Puede que tu al ser bastante más joven que yo, no las recuerdes, aparte de que tampoco creo fueras muchas veces a trabajar al campo, no?
    saludos.
    Aps.

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