* 245. Gozón de Ucieza. (Palencia). Recuerdos y añoranzas.
Las Jóvenes Rurales. Una dura juventud.
En los años 1.950, había un buen número de chicas, o mozas
jóvenes, entre los 15 y 30 años de edad, en los pueblos de la zona. Y nuestro
pueblo, no era una excepción. Según mis recuerdos de hoy, y cuando yo tenía
entre 8/10 años, habría unas 40/45 mozas.
Mientras vivían con los padres, la obediencia hacia ellos,
estaba muy arraigada, siendo (en líneas
generales) algo rígida por parte del padre y bastante más tolerante por parte
de la madre. Eran los años que eran, y así eran aquellos tiempos. Todos sabemos
lo que ha evolucionado la sociedad desde aquellos tiempos, y con ella, los que
nacimos en la zona rural de aquella época.
Echando la vista atrás, hay que reconocer que la vida de las
jóvenes en aquellos años, no era nada cómoda que digamos. Ayudaban a la madre
en las labores de la casa en labores como éstas: lavaban la ropa de toda la
familia, fregaban los suelos de la casa de rodillas, ya que aún no existían las
fregonas, fregaban todos los platos y demás trastos sucios de la cocina, iban a
por el agua que se utilizaba para beber a la fuente, cosían la ropa de los
componentes de la casa, tejían jerseys, chalecos, calcetines, guantes, etc. de
lana, y que yo recuerde, también fabricaban ropa de tela, como calzoncillos,
batas, delantales, pañuelos para la cabeza de las mujeres, pañuelos para los
mocos de todos, cosían/arreglaban los tomates de los calcetines con una
bombilla, y yo que se cuantas más cosas. Y aparte de ésas nimiedades, la que
más y la que menos, se estaba bordando unos manteles, unas sabanas y colchas
preciosas, que pasarían a formar parte de su ajuar de boda.
Y eso, era durante el invierno y una parte de la primavera,
porque cuando llegaba la primavera y crecía el cereal en las tierras, aparte de
seguir haciendo la mayor parte de las labores de casa, tenían que ir al campo a
“escardar”. O sea, limpiar la tierra de las malas hierbas para que creciera
limpio y sano todo el cereal sembrado.
Por las mañanas y por las tardes; unas 8/10 horas. Éste
trabajo, que se realizaba con una piqueta de mango corto, era un trabajo
fastidiado, ya que tenías que estar agachado la mayor parte del tiempo.” Ya
saben, no? los riñones agradecen en gran manera dicha postura.
Si las tierras
estaban cercanas al pueblo, se solía ir andando, y si estaban algo lejos, se llevaba algún animal, un caballo, una mula o un burro, en función de la
disponibilidad de cada casa. Se colocaba sobre el animal, una manta sujeta con una cincha de cuero, y encima de
ésta, unas alforjas para llevar el almuerzo o la merienda, y el botijo para el
agua, ya que ésta pieza de barro cocido, si se tiene un poco de cuidado,
mantiene el agua fresco durante bastante tiempo. Por lo que ésta pieza, era
imprescindible en el campo.
Para
el vino, había una pieza del mismo material, denominado “boto”.
Y aparte de todo esto, la mayoría de las mujeres, cuando
regresaban de las labores del campo, traían sobre el animal, algún saco lleno
de hierbas varias, como mielgas, amapolas, trébol, aballicos, etc. para dar de
comer a los conejos, cerdos, u otros animales de la casa. Y a veces, sin animal
de carga.
De la misma manera, se traían unas hierbas fuertes llamadas
abaleos para hacer escobas, que se utilizaban para barrer en la era, en el
corral, etc. y también, un tipo de hierbas altas y finas llamadas de heno,de las que se hacía otro tipo de escoba que
se usaban para barrer dentro de la casa.
Y así, hasta que
comenzaba el verano, durante el cual, aún había que dar más caña, si cave.
Primero, porque había que madrugar bastante mas, y segundo, porque las labores
aparte de variadas, y más fuertes, había que hacerlas durante los tres meses más
calurosos del año: Julio, agosto y septiembre.
En mis años jóvenes, los
productos que se sembraban en nuestro pueblo, eran: las leguminosas, el yero,
la lenteja, el garbanzo, el guisante, y el tito o muela. De forraje: la
alfalfa, y algo de esparceta o pipirigallo. Y los cereales, que eran de lo
que más obradas (una obrada = ½
hectárea) se sembraba: el trigo, la cebada y la avena.
Dado que de la recolección de la
cosecha, dependía totalmente la economía de todos los hogares, era cuando todos
los componentes de la casa tenían que aportar el mayor esfuerzo al bien común,
para recoger la cosecha, y lo más pronto posible.
Bien, pues vamos con el verano. La
primera labor, era arrancar a mano, los yeros, las lentejas. Este trabajo, se hacía agachado,
arrancando con una mano, y poniendo el otro brazo apoyado en la rodilla doblada
como soporte. El arranque a mano de las leguminosas, se dejó de hacer sobre el
año 1.960, (en contra de la opinión de las personas mayores) en que se empezó a
segar estas leguminosas con el daye.
Gran avance. Con éste artilugio, los varones (generalmente) segaban el
fruto, y las mujeres iban recogiendo, arrastrando y amontonándolo
adecuadamente. Posteriormente, salió la máquina de segar leguminosas, tirada
por dos animales, y ya todo era más fácil. Mucho menos trabajoso y en menor
tiempo. El porqué se “arrancaban” estas leguminosas, tiene una explicación
fácil y esta era la económica. Aparte del grano, que solía tener un buen
precio, la paja también se vendía estupendamente para el ganado vacuno de las
zonas de Asturias y Cantabria. Pero lo que hay que saber, es que la paja de las
leguminosas se compone por decirlo así, de dos partes; una que está enterrada
en el suelo, llamada “raíz” y la que asoma por encima de la tierra con el grano. Pues resulta
que la parte de la paja llamada “raíz” pesa bastante más que la somera. Y en
aquellos días, la economía en el campo, se componía de muchos pocos. No de
pocos muchos.
A continuación de las leguminosas, venía el
cereal. Yo no llegué a segar el cereal con el daye, pero a mis hermanas (os),
unos años mayores que yo, sí que les tocó. Claro que antes del dalle, todo el
cereal se segaba a mano con la segadera. Era la época en que venían a nuestra tierra, los segadores de la zona leonesa “del páramo”. Por aquellos entonces,
aún no se habían realizado las acequias para regar aquellas tierras, que hoy en
día, son más ricas que las nuestras.
Yo, tuve la suerte de que cuando
comencé a trabajar en el campo, ya existían las máquinas segadoras, tiradas por
un par de animales. Las primeras, llevaban ruedas de hierro y con los
rodamientos al descubierto, o sea, al aire; poco tiempo después, llegaron las
segadoras de cereal con ruedas de goma y los rodamientos tapados por un cárter
cerrado de hierro fundido. (o sea, los rodamientos tapados herméticamente y
bañados en valvulina). Éstas máquinas, ya eran la pera. Mejor dicho, “la
repera”. Qué comodidad. Ruedas de goma,
y todo. Y encima, al llevar los rodamientos tapados y bañados en valvulina, las
averías y el tiempo perdido, eran mucho menores. Las primeras de éste tipo que
yo conocí, fueron de la marca Deering. Mi padre, que
era el herrero del pueblo, trajo varias de segunda mano. Las arregló y dejó como
nuevas. De fabricación nacional, la primera que conocí, fue de la
marca Urbón, fabricadas en Medina de Rioseco (Valladolid). a continuación, aparecieron alguna marca más, ya todas ellas de fabricación española.
Como se decía en aquellos años, “las
ciencias avanzan que es una barbaridad”. Realmente cierto.
La persona que llevaba (conducía) la
máquina segadora, solía ser un varón, casi siempre el jefe de la familia o el
hijo mayor. Detrás, el resto de la familia, regularmente mas mujeres que
hombres, iban atropando (del verbo
atropar) las gavillas que iba dejando la segadora, en morenas, y por último,
había que recoger con el rastro (arrastrar) los restos de mies que quedaran en
la tierra.
La persona que conducía la máquina segadora, iba sentada en todo
momento, tanto segando, como de una tierra a otra; y el resto, que habíamos
echo el trabajo duro, pues detrás dando un paseíto. Que demonios, si es que
además el andar es muy sano. O no¡. Y muchas veces, cantando ¡¡¡¡¡¡¡. Eso era valor, y que más cosas? Aunque solo me tocó tres años, lo viví de primera mano.
Como puede verse, cuando había un trabajo
duro, allí estaban las mujeres. Claro
que no solo eran las mujeres. En verano, todo quisqui, era necesario. Hasta los
más jóvenes. Pero a ellas en la siega, como en otras labores las tocaba lo mas
duro.
El verano, se acababa cuando ya no
quedaba grano, ni paja de ningún tipo en las eras. Últimos de agosto, o primeros de
septiembre generalmente, aunque se podía alargar hasta la segunda quincena de
septiembre, pero no era lo frecuente. Si el verano se alargaba, era por dos
motivos. Primero, porque el año venía muy bueno, o porque había llovido
bastante durante el verano, (o ambas cosas), con lo que se retrasaba la trilla
del cereal, y por tanto, el resto de labores.
Digamos que el verano, es un proceso que
comprende las siguientes fases: el arranque o corte de las leguminosas, el
segado de los cereales, el acarreo a la era, la trilla, la bielda, y por
último, meter el grano en la panera y la paja en el pajar. Decíamos que el
verano comienza cuando se arrancaban a mano las leguminosas y se segaban los
cereales; dejando todo ello en las tierras, hasta el acarreo (transporte con
carro) de todo ello hasta la era. El acarreo, se realizaba con carros de viga
para dos animales. Estos carros, iban armados con unos armazones de madera y redes de cuerda.
En casa de mis padres, se hacían tres
viajes diarios y para ello, había que madrugar una barbaridad; a las 12/12,30h
de la noche. O sea que si lograbas dormir 4/5 horas diarias eras un tío
afortunado. Y así durante 30/45 días. Seguidamente, se esparcía la trilla en la
era con lo acarreado. Una vez que la mies estaba bien molida, se procedía a
aparvarla. Luego, venía la bielda. En mi tiempo, ésta se hacía con una maquina
llamada beldadora, que llevaba
incorporada una zancada (zanca), que se movía a mano por las personas.
Posteriormente, se la acopló un motor de gasolina, que en casa era de la marca
“Campeón”, y la bielda dejó de ser un suplicio.
Después, ya vino la elevadora o ensacadora, y esa maquina, ya era la leche.
Jovar. Beldaba, limpiaba, y … ensacaba el grano. Todo de seguido. Los sacos
de cereal, pesaban entre 75/90 kilos, en función de los sacos y el tipo de cereal. Más, si
era trigo, y menos, si de cebada o avena.
Para hacernos una idea de lo que se curraba en
aquellos tiempos durante el verano y la importancia que se le daba, solo se
hacía fiesta, las fechas siguientes:
el 18 de julio, fiesta nacional; el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol
y patrón de España, y el 15 de agosto festividad de Nuestra Señora.
Acabado
el verano, todo volvía a la normalidad.
* Todas las entradas numeradas como: 240, 241, ... son el resumen desde el día de su inicio de cada una de ellas, hasta el año 2024.
Alfredo bien sabes que muchas cosas de estas yo ni las he visto, si me acuerdo de algo es de arrancar las leguminosas para consumo humano es decir lentejas, garbanzos y muelas.
ResponderEliminarLo de ir a la recolección todos eso bien lo recuerdo y desde que podías con el rastro allí como un clavo.
Y sobre las fiestas que nos cuentas si no recuerdo mal hasta San Pedro (29 de junio) no daba permiso el Cura para trabajar los domingos. De las fiestas que mencionas las religiosas se respetaban por falta de permiso eclesiástico y la del 18 de julio era la autoridad quien no le concedía.
Saludos.