martes, 16 de abril de 2024

 

* 241.  GOZÓN DE UCIEZA (Palencia). Recuerdos y añoranzas.

Su situación geográfica.                                                                                                        Otros datos.

Gozón de Ucieza, es una pequeña población rural situada en el medio norte de la provincia de Palencia. Comunidad autónoma de Castilla y León. España.

Nuestro pueblo, está situado dentro de la comarca conocida como: La Loma”. La cual a su vez, está comprendida en la división provincial de Valles y Páramos.                                                 Aunque la Loma es poco conocida incluso, dentro de la misma provincia palentina. 

Según datos sacados de Internet, nuestro pueblo ya era incluido en documentos legales de primeros del siglo XIII, sobre el año 1216, gobernando el rey Alfonso VIII, rey de Castilla y ganador de Las Navas de Tolosa contra los almohades. Ello da pie para pensar con toda lógica, que fue fundado antes de dicha fecha. Según mi creencia, el nombre de Gozón, viene de canto rodado, ya que en varias partes de su campo, el "canto" aparece por todas partes, y ya no digamos por los dos ríos que atraviesan su campo: el Valdecuriada y el Ucieza. Más pruebas?

Gozón o Gozón de Ucieza?  Hay un dato sobre su nombre que hasta  fecha reciente me era desconocido, y que considero de primer orden. Buceando en Internet, encontré que hasta el dos de julio de 1916 nuestro pueblo se llamaba Gozón (solo), pasando a ser: Gozón de Ucieza, desde entonces.                                                                                                                                         Sin embargo, no he podido encontrar la razón para éste añadido. Y me gustaría saber el/los motivos aducidos para ello.

Autovía A-67También llamada autovía de la Meseta. Así mismo, indicar que los vehículos que circulan por la autovía A-67 que une la provincia de Palencia con Santander, atraviesan al sur de la población de Fromista, el río Ucieza

La montaña palentina. Gozón de Ucieza, según mis cálculos y en línea recta, está entre 50/60 k. de la famosa “montaña Palentina”; siendo las poblaciones de: Guardo, Cervera de Pisuerga y Aguilar de Campoo, las tres puertas principales de entrada a la “montaña Palentina”. Para una mayor información, indico los kilómetros entre Gozón de Ucieza y estas tres poblaciones:  Hasta Guardo, 46,6k por la carretera P-240 hasta Saldaña y después por la CL-615                  Hasta Cervera de Pisuerga, 66,9k por la carretera P-240 a Saldaña y luego por la P-225.      Hasta Aguilar de Campoo, 70,7k por la carretera P-240 hasta Osorno la Mayor y luego por la autovía A-67, denominada Autovía de la Meseta. (Antigua “mesta” castellana?)                             

Nuestro pueblo. Por sus características específicas, bien puede ser tomado como ejemplo de la inmensa mayoría de las poblaciones rurales de España. No creo que importe su tamaño, u otros datos, sus características serán muy parecidas en aquellos comparativos que podamos hacer; Para lo bueno y para lo malo.                                                                                                        

 Lo bueno de estas pequeñas poblaciones, lo conocemos bien las personas que hemos tenido la suerte de nacer en alguna de ellas y que es muy difícil de explicar a los que no han tenido esa fortuna.                                                                                                                                               Soy de los que creo que, las cosas hay que vivirlas para poderlas sentir. No veo otra forma. Lo que no se vive, no se puede sentir igual.                                                                                                   

Lo malo: “la emigración”. Esta, comenzó sobre los años 1950; y a partir de ésas fechas, se fraguó la gran emigración rural española, que ha supuesto en sí sola, el gran declive social y económico de la España Rural.                                                                                                                    De entonces para acá, todas estas poblaciones se están quedando poco a poco sin habitantes, y en un tiempo no muy lejano, se irán quedando vacías; o sea, que acabarán por desaparecer poco a poco, con todo lo que ello conlleva; en lo social, económico, distribución de recursos y empleo. ¡Con las cifras de parados que nos toca sufrir y que hemos de pagar entre todos¡ Triste, muy triste. Y nuestro queridos políticos, aún sin enterarse? No me lo creo; es mejor pasar de lado. La zona rural española, es como un toro bravío, mejor dejarlo pasar. De frente, nunca. Ole, toro. … La zona rural.                                                                                                        

Está claro que la zona rural española, por varios motivos, sobre todo políticos y hoy más que nunca, no es interesante. ¿y ahora? Pues nada, a ajo y agua.                                                        Pero claro, si tenemos en cuenta que el peor enemigo del campo español (aparte de nuestro actual gobierno) es la comunidad económica uropea, … si, sí, desde que entramos en ella. y algunos otros más, claro.                                                                                                                            Y todo esto, viene desde muy, muy lejos, … Necesitamos saber y bien, algo de nuestra historia, y de aquellos enemigos que antaño teníamos. ¡!! Fuimos el primer imperio global ¡¡¡ Y eso, no se perdona ni en mil años. Ya hace siglos que lo estamos pagando y muy caro  y lo seguimos pagando hoy en día. Y seguiremos. … Trataran de hacernos bajar la cabeza, seguro¡. Y a eso como se llama? Antes envidia y ahora, pues envidia, coño, envidia. Y les dura desde entonces? Faltan 1.000 años para que se les "empiece" a pasar. Por lo menos.                                                    Y encima, tenemos la gran suerte de disfrutar del "mejor país del mundo". Y encima nosotros, somos los tíos más singulares que uno pueda echarse a la cara; así que, sin quererlo ni desearlo, lo peor del mundo. Envidia. Pero tranquilos, trataran de hacérnoslo pagar. Seguro¡ recuérdenlo ¡Acuérdense¡                                                                                                                          

Sus habitantes. Los habitantes de la zona de "La Loma" como todo el mundo sabe, eran y son, agricultores y algún ganadero. Lógicamente, había alguna que otra profesión como: carpintero, herrero, secretario del ayuntamiento, estanquero (aún recuerdo ir a por tabaco para mi padre con la cartilla de racionamiento), barbero (los Domingos pues era agricultor), 3 pastores de ovino, 1 de ganado caballar,  una tienda que vendía: vinos, licores, alimentación, frutos secos, sardinas arenques, zapatillas, hilos, etc. o sea una tienda de ultramarinos de entonces. Y además era la única cantina-bar del pueblo.                                                                                            

Otras profesiones: Maestra/o, médico, cura, albañiles, veterinario, carnicero, panadero, etc., venían desde varios pueblos cercanos. El médico, el panadero, el carnicero y algún albañil, venían desde Bahillo, (2 k), el primer cura que yo conocí venía desde Villaproviano (3k), el segundo cura desde Itero Seco (6k), y el veterinario/capador, de Carrión de los Condes (18 k)  

La escuela: la misma, era mixta y atendida por una maestra o maestro. El pueblo disponía para ellos, una casa estupenda, que todos llamábamos la “casa grande” o “casa del señorito“. Es una casa  grande, amplia  que tenía capacidad sobrada para servir de: casa del maestro, escuela, salón de baile y ayuntamiento. A día de hoy la parte de ella que estaba destinada para maestro, es una vivienda particular. Y sigue siendo una gran casa, moderna, con amplias puertas, ventanas… O sea, levantada hace unos 100 años, y sigue siendo la “casa grande”. La casa “del señorito”. Simplemente visión de futuro. Qué tío. Y era del pueblo.                                  

Los maestros, que conocí en el pueblo, fueron tres. El primero, se llamaba D. Vivencio. Venía a dar clase todos los días desde su pueblo, Robladillo de Ucieza a 8 k. Posteriormente vino una maestra, a la cual aparte de ponernos no pocos castigos, y darnos pocas clases, no supo dejar huella alguna entre nosotros. Sus continuas y largas ausencias, las suplía el secretario del pueblo, el señor Bonifacio.                                                                                                                 Todos los chiguitos y no tan chiguitos, teníamos un gran respeto y aprecio por dicha persona. Luego, llego una maestra llamada Doña Fausta. Al principio, esta señora venía a dar clase desde su pueblo, Villota del Duque a  6,8 K. en una yegua blanca. Posteriormente, se quedo a vivir en la casa que el pueblo tenía dispuesta para este cometido. Esta fue la última maestra que yo conocí. Ambos maestros eran unos excelentes profesionales. Particularmente, tengo una gran opinión sobre esta señora. Tanto a nivel de enseñanza, como vecina del pueblo el tiempo en que allí vivió. Esta señora y el cura del pueblo, después de las vacaciones y durante todo el verano, me prepararon adecuadamente, para poder ingresar en el seminario.                                A ambos, les tengo que agradecer su interés e ilusión para que lo consiguiera. Tanto la maestra  como el cura, me daban clases de: latín, Castellano, matemáticas, historia, geografía…  y fue la clave para poder aprobar. Saber latín entonces, no era normal ni mucho menos… (Salvo el cura claro) ¡Qué pareja¡ Su interés despegado… son cosas del pasado. Hasta un buen profesional sucumbe al desinterés y al buenismo/tontismo imperante. Pero ellos, no. !Eran de otra pasta¡  

El médico, venía desde Bahillo a 2k. Los vecinos del pueblo, tenían una iguala con él, y se le veía con mucha frecuencia por el pueblo. El que conocí, se llamaba Don Isidro, y por lo oído, creo que era un buen profesional.                                                                                                          

 El collerero/guarnicionero. Era un señor de Villamoronta a 9k que se acercaba regularmente los domingos por la mañana y se encargaba de vender y arreglar todos los aperos generalmente de piel que se utilizaban para los animales de labranza. En el pueblo al hacer y arreglar las colleras y collarines de piel para los animales, pues “collerero”. Su mote lógico.         

El zapatero. Éste señor y también el domingo por la mañana, se acercaba a entregar los zapatos ya arreglados y recoger otros para su arreglo. Venía desde Villota del Duque a 6,8k.      

Los Carniceros. Se acercaban dos profesionales. Uno de Bahillo a 2k., y otro de Villamoronta a 9k. de distancia, una vez por semana.                                                                                                      

Los pimentoneros de La Vera (Cáceres), con el mejor pimentón del mundo, se acercaban a ofrecer su producto, tanto a granel en sacos, como en latas de 25kg, que eran rectangulares y un poco altas; estaban fabricadas en chapa y pintadas con unos dibujos preciosos de sus bellas mujeres por una cara, y de su producto por la otra. En casa, mi madre solía hacer acopio para el consumo diario y para hacer la matanza del cerdo.                                             El “mejor pimentón del mundo”.            

El pescatero. Semanalmente, venía un pescadero desde Palencia con una camioneta pequeña, que todo el mundo llamábamos “la caja de cerillas”. Su nombre era Moisés y en ocasiones le acompañaba su señora. Para dar a conocer a las señoras que había llegado, se pasaba por la escuela y pedía permiso al maestro/a para que dejara salir a algún chiguito a pregonar los tipos de pescado que traía. Nos dejaba una pequeña trompeta de latón, y recorríamos el pueblo tocándola y pregonando a voz en grito para hacernos oír; el sueldo/premio, 2 pesetas rubias. Aquellas 2 pesetas eran la leche, para un chiguito de unos 6/10 años allá por los años 1950/1960. Pescatero, es una palabra clásica de algunas zonas de nuestra España singular, (pocas) entre ellas, la provincia de Palencia. Significa: pescadero, claro.                                          El señor Moisés (el pescatero). Tengo un recuerdo muy entrañable del señor Moisés. Y también de su señora, que le acompañaba en ocasiones. Persona… Bien, como venía todas las semanas, un hermano mío llamado César Pompeyo, le encargaba los puños y cuellos blancos de sus camisas, para que se las almidonaran en Palencia y así poderlas lucir el domingo siguiente. Yo, era el encargado de llevárselas y recogerlas. Nunca olvidaré lo chulo y elegante que era el amigo. ¡Qué tío¡ ¡Y qué hermano¡ Es un recuerdo que siempre me acompañará.      

Los Trilleros/Chifleros. Así mismo tengo un recuerdo especial para los “chifleros/trilleros,  de Cantalejo (Segovia), que por nuestra zona, llamábamos “trilleros”, (que no existe en la Rae) (porqué?)                                                                                                                                     En la década de los 50, la época dorada del trillo en Cantalejo, unas 400 familias, la mitad de la población, se dedicaban a su fabricación. Todas las primaveras, unos 30.000 salían cargados en centenares de carros para ser vendidos por media España. En 1960 todavía quedaban más de dos centenares de trilleros, que veinte años después se redujeron a cinco.  En primer lugar, porque su estancia en el pueblo se hacía notar; tanto por el ruido que hacían con su trabajo al empedrar los trillos, como porque durante unos días, crecía la población del pueblo; estos vecinos temporales, tanto mujeres como hombres, se integraban en el día a día del pueblo sin problema alguno.                                            Recuerdo que después del trabajo diario, los hombres, se acercaban con vecinos del pueblo a tomarse un vaso de vino a las bodegas.                                                                                       En segundo lugar, porque la vida está llena de sorpresas. Unos 45 años después, y por mi profesión, estuve visitando durante años este pueblo de Segovia : Cantalejo.                   Bien. Durante una de aquellas visitas y estando hablando con un cliente, entra en el establecimiento un señor de unos 70 años. Nos da los buenos días y el cliente me lo presenta como su suegro.                                                                                                      Seguimos hablando, me pregunta de donde soy, y resulta que éste señor, Manolo, no solamente había estado en Gozón de Ucieza, sino que además de conocer a mi familia, algunos días se acercaba con mi padre a la bodega a tomarse un vinillo. En ése tiempo, vino cosechado en el pueblo o de otros cercanos.                                                                              Éste buen hombre, conocía la mayor parte de la provincia de Palencia. La empezó a recorrer con su padre cuando era un niño, y él siguió haciéndolo después. Tenía unos recuerdos increíbles. Conocía a todo quisqui, y sabía de qué pie cojeaba cada uno. Que memoria el tío. Era la leche.                                                                                                             Tan importante era el gremio de los chifleros o trilleros, que en sus buenos tiempos, sobre los años 1950, existían en Cantalejo, unos 400 talleres familiares, que fabricaban la friolera de mas de 30.000 trillos al año y otros aperos agrícolas de madera, como rastros, bieldos, horcas de madera, y garios, cuartos, celemines, etc. Que luego salían a vender en grandes carros por todas las aldeas de la ancha Castilla.                                                                     Aparte de dicha fabricación, se dedicaban a reparar todos los aperos que sus clientes tuvieran desgastados o reponían las piedras de silex que faltaran de los trillos usados.    Para ello, un buen número de familias se trasladaban con sus carros durante los meses de mayo, junio y julio. Luego ya, y en el mes de agosto, se iban para su tierra a celebrar la fiesta de Nuestra Señora, y San Roque. El patrón de Cantalejo.

Otros vendedores. Durante el resto del año, se acercaban varios vendedores con sus carros de varas, que vendían la practica totalidad de artículos necesarios: telas, ultramarinos, calzado, etc. en fin de todo en general. Hasta desde Paredes de Nava, 42k, venían a vender telas, y otros artículos ya confeccionados: vestidos, pantalones, camisas,...                                                         

Pos verano. Después de la recogida del verano, regularmente en septiembre, solía venir algún que otro camión desde Toro a vender sus excelentes uvas. Los asturianos no eran menos y nos acercaban sus estupendas manzanas y los cántabros sus nueces a granel.            

Abastecimiento propio. La mayoría de los vecinos, disponía de gallinas, conejos, patos, cerdos y alguna cabra. Había unos 6 palomares, 3 de ellos dentro del casco del pueblo. En la actualidad, existen 2 de ellos (creo) y en no muy buen estado. Aparte de ello, varios vecinos tenían un cacho de huerto con árboles frutales que se aprovechaba para sembrar y plantar verduras. En mi familia, solo teníamos un cacho de huerto al lado del río Valdecuriada y nos tocaba sacar el agua del río para regar, con una errada/caldero metálica galvanizada.                  

Aparte de eso, la mayor parte de los vecinos mataba algún cerdo, de los que se aprovechaba hasta sus tripas para hacer las longanizas, chorizos, y morcillas. Alguno que otro mataba una vaca, generalmente con algún vecino más. Con ella, se elaboraban principalmente la cecina, y los chorizos de callos.                                                                                                                                

Más cosas. Recuerdo que en casa, cuando se hacían compras varias de: manzanas, uvas, u otros artículos de buen conservar, se hacía en cierta cantidad. Todo ello, se  extendía encima de los cereales guardados en casa para que fuera más larga su conservación. Y sino había grano, pues encima de periódicos viejos.                                                                                                  

El Viñedo. Lo que también recuerdo, es que había bastantes hectáreas de viñedo, que desaparecen al hacerse la concentración parcelaria en el pueblo. Mala medida. Con la importancia que tiene hoy en día el vino. Y además, es que ni se elaboraba vino suficiente para todo el pueblo; era un vino clarete con una pizca de aguja, y pocos grados, que se bebía muy bien. En las bodegas del pueblo, entraba de maravilla.                                                                    

Además, en la mayoría de las viñas, había frutales varios como: ciruelos, manzanos, perales,… 

Otros frutos. En bastantes partes del campo, había variedad de frutos silvestres, como los: endrinos, majoletos o majuelos, el rosal silvestre  con sus tapaculos o escaramujos, las moreras blancas con sus moras, el ciruelo salvaje,… que recogíamos después del verano y ya estaban sus frutos maduros.                                                                                                                                  

Las guindaleras. A lo largo y ancho del campo, existían varias guindaleras, que lucían su verdor y frescor en medio de las tierras sembradas de trigo, avena, cebada…                                              

Los lagares. Para elaborar el vino, existían 4 lagares y para conservarlo, unas 30 bodegas subterráneas, parte de las cuales se pueden ver al lado de la carretera P-240,  aunque muchas de ellas ya están caídas y otras en un estado de claro abandono. El vino que se daba, era un clarete con una pizca de aguja y pocos grados; se conservaba en cubas de madera de 20, 30, 50 cantaros. La palabra “lagar”, me trae al recuerdo cuando siendo aún unos chiquitos, y bien en el recreo o por la tarde, nos acercábamos haber si nos daban un racimo de uvas antes de que los tiraran del cuévano al burcio y cayera en el lagar. Y algún día después, nos acercábamos al lagar, para que nos dieran a probar el mosto. Todo aquello para nosotros, era la leche. Aquello era el nova más. La novedad de año en año. Y encima en ésas fechas de la vendimia, las personas mayores, se volvían más accesibles y dadivosas.                                                                    

Las bodegas, primero, decir que todas eran de las excavadas en el suelo. Además, están al lado del pueblo, siendo como una continuación del mismo. Así que cuando llegaba la hora de las comidas, se acercaba uno a por el vino. Se solía llevar un jarro de tierra cocida y de seguido a comer. Y por las tardes después del trabajo, lo mismo, cogías cualquier resto de comida o un trozo de pan, un poco de tocino de al lado del jamón, o un poco queso o longaniza y a echar un trago a la bodega. No es un lujo?? ¡¡¡                                                                                                  

Qué bodegas¡¡¡. Y como conservan estas bodegas el vino!!! Se diría que lo mejoran y mucho con el tiempo. Saber, que estas bodegas, guardan durante los doce meses del año la misma temperatura. !!!Qué maravilla ¡¡¡. Y al lado del pueblo.                                                                        

Las eras. A día de hoy, aún existen unas 5 hectáreas de eras propiedad del pueblo en las que se trillaba toda la cosecha. Al ser estas, propiedad del pueblo, cuando llegaba el verano, cada vecino solicitaba la superficie que creía necesitar, y de seguido en el salón del ayuntamiento, se sorteaban y adjudicaban por un módico precio.                                                                                      

La cantina. El pueblo disponía de una pequeña cantina, que servía a la vez como bar y tienda de ultramarinos, en el más amplio concepto. Allí se vendía desde escabeche, sardinas arenques, pimentón, zapatillas, hilos, aceite y vino a granel, refrescos, jabones, chocolate, higos en conserva, frutos secos, y en fin, casi todo lo que podías necesitar. Sin faltar golosinas para los chiquitos. (Niños)                                                                                                                          

Horno de pan. Recuerdo haber ido con mi madre a cocer pan a un horno que estaba situada en una casa particular del pueblo y lo atendía su dueña, la señora Soledad. Llevábamos nuestra propia harina y entre ambas mujeres, hacían la masa, los panes y los iban metiendo en el horno de leña. No recuerdo lo que se pagaba por ello, o si existía otro sistema de compensación por el trabajo. Posteriormente, y no se los motivos, éste horno dejo de funcionar. Supongo que fue en la época que estuve en el seminario, entre los 11 y 16 años.        

Más pan. A partir de ahí, no recuerdo donde se compraba en casa el pan, hasta un buen día llegó desde Bahillo a 2k, un panadero llamado Martín. Éste hombre era la leche. Pocas personas he visto con tanto humor, y amabilidad. De ésta persona, se me a quedado un dicho que le escuché desde el primer día que tuve la suerte de conocer. A cualquier comentario que hacía, siempre le acababa con un: “mecagüen los pecaos”, tal cual, pero con salero y su sonrisa perenne. Qué tío.                                                                                                                                        Recuerdo muy bien como conocí al señor Martín. Tendría ya más de 16 años, era invierno por la tarde y estaba tumbado al calor de la gloria en casa. Alguien llama a la puerta, y alguna persona de casa acompañó al señor Martín a la gloria; traía dos panes en sus manos. Venía a ver si convencía a mis padres para que le compraran a partir de entonces el pan que  fabricaba. Practicó el mejor sistema de ventas que he conocido. Entró en casa con dos panes en sus manos, lo enseño a mis padres, lo pudieron probar, y con el salero, simpatía y ganas que él ponía, el sistema funcionó. Yo, vendedor durante 42 años de mi vida, diría que ése sistema era casi infalible y, más en los tiempos de los que hablo. La labia, era un seguro de atención y clientelismo. Pero cuidado¡, si eras una persona formal.                                                              Nuestra familia, compuesta por 11 personas, seguro que sería un buen cliente. No recuerdo nada más, pero a partir de ésa fecha, en casa se empezó a comer pan de Martín. Y era bueno, rediez, ya lo creo. Este señor vivía en el pueblo de Bahillo, 2k.y así, hasta que dejó de trabajar. Para repartir sus fabricados por los pueblos de los alrededores, disponía de un carro de varas tirado por un mulo. Aparte del pan, hacía varios tipos de dulces como magdalenas, pastas diversas,… y que también eran excelentes.                                                                                            Al principio, iba él mismo repartiendo, pero como la cosa se ve que funcionaba, contrató un señor para el reparto. El frío que pudieron cascarse ambos. Madre mía. El carro de varas con el que repartían, por los pueblos de alrededor, llevaba acoplado un toldo de tela. Supongo que en verano, sería estupendo, pero el resto del año y sobre todo en invierno con aquellas nevadas, aquellos fríos heladores y la cantidad de agua que caía entonces, el carro tenía que ser un suplicio. Aunque claro, es lo que había en aquellos tiempos.                                                                Según me comenta Tomás, él,  conoció al señor Martín, repartir el pan con un vehículo Citroen 2 caballos. Este vehículo, no lo recuerdo. Haciendo memoria, y por las fechas, supongo que fue la época que estuve estudiando en el seminario. Ya más adelante, le conocí hacer el reparto con un Land Rover. Aquello le debió parecer una maravilla. Seguro que trabajaba y disfrutaba a la vez.                                                                                                                                                          Los días de fiesta. Cuando llegaba la fiesta de San Miguel (8 de mayo) o La Virgen del Sayugo (tercer domingo de septiembre), la mayoría de la gente le encargaba pastas de diversos tipos. Y luego, el primer día de la fiesta por la mañana a primera hora, le acercábamos el lechazo o cordero en cazuelas de tierra cocida, para que nos lo asara en su horno de leña.             Después, la solemne misa, tomar el vermut y antes de ir a comer, nos acercábamos a  Bahillo, (2k) a por el asado. Primero, íbamos a por ello con la bici, bien atado en el portaequipajes trasero dentro de un cesto de mimbre; después, ya con el coche entraba un ¡Qué olor¡  O sea, casi del horno a la mesa.                                                                                                                            La comida. En fin, unos buenos entremeses, un excelente asado, una buena ensalada, un buen vino, la mejor compañía, y el resultado de todo ello, una excelente comida. Y para terminar ésa comida, los dulces que hacía dicho señor. ¡¡¡Qué tiempos aquellos!!! Irrepetible.                         

Y todo por un fin. No olvidemos que en aquella época en la zona rural, de lo que se trataba, era ser lo más auto suficiente posible. Qué inteligentes eran nuestros padres y abuelos…            Mejor muchos pocos. No había otra cosa. Así de simple, así de real.                                                  

El  agua potable, (o no). Partiendo de la base de que en aquellos años, aún no había agua corriente en las casas, ya que este hito no fue posible hasta el año 1.964, y sabiendo como todo el mundo sabe lo que significa hoy el agua corriente en las viviendas, nos podremos hacer una idea de lo importante que ésta carencia significaba para las mujeres rurales de entonces.    

Saber, que hasta cerca del año 1.950, el agua que se utilizaba  en casa, se traía de una fuente situada a unos quinientos metros del casco urbano del pueblo. “La fuente del canto”. ”. Curioso nombre, ya que está construida excelentemente con piedra labrada. El agua es de manantial y de excelente calidad. Pero había que ir a diario hasta allí a por ella.                            

Posteriormente, se hizo un pozo excavado en el suelo al lado de las eras. Sobre el brocal del mismo y con fábrica de ladrillo y cemento se hizo una pequeña caseta en forma de arco. Yo, ya le conocí así. En la parte anterior tenía un hueco con una poyata, y una polea sujeta del techo con una cuerda y un cubo para sacar el agua. En la pared lateral derecha, disponía de un caño que servía de rebosadero y desaguaba en una pileta de fábrica de ladrillo y cemento, y que a su vez desaguaba en un pequeño arroyo que discurre al lado.                                                            

Dentro del pueblo, existían varios pozos de los excavados en el suelo, de 1 m. +- de boca, variando bastante la profundidad de unos a otros, y que yo recuerde, solo se utilizaba su agua para lavar la ropa, dar de beber a los animales, hacer adobes, etc. pero nunca para el consumo humano. Siendo la propiedad de todos ellos particular.                                                                       

A continuación, se hace un pozo artesiano dentro del casco urbano, en un pequeño plantío de olmos, que aún existe, al lado de las eras del pueblo; y éste agua, ya, sí se utiliza para todo tipo de servicios del pueblo. Luego, se hace un abrevadero o pilón de ladrillo y cemento, para dar de beber a la ganadería.                                                                                                                       

Lavaderos de ropa. A raíz del agua corriente en el pueblo, se hacen unos lavaderos para el lavado de ropa. Decir que este trabajo estaba reservado para las mujeres.                            

Hasta  entonces, había que bajar al río Valdecuriada o en los pozos excavados del pueblo. En invierno y en verano. En verano, el Valdecuriada, solía medio secarse y al dejar de correr el agua, tenían que ir a lavar la ropa al río Ucieza, a unos 1.500 ms. del pueblo. A veces también se iba a lavar la ropa, a un pozo artesiano de 6/8 caños y que tiraba mucha agua, situado a unos 1.500 m. en el campo de Bahillo; y solían llevar comida. Mis hermanas, así lo hacían.     

Las calles del pueblo. El pueblo está situado en alto, y tiene una excelente caída hacia el río Valdecuriada. A pesar de ello, y como no había ni una sola calle urbanizada, cuando llegaban las lluvias, las nevadas, las heladas y el deshiele, se enfangaban de agua y  barro durante bastante tiempo.                                                                                                                                      

Los inviernos. Debemos tener en cuenta, que en aquellos tiempos, el invierno solía comenzar en el mes de noviembre, con bastantes lluvias y frecuentes nevadas. Las nevadas que caían, a veces duraban varios días y entonces caían unas heladas que temblaba el cielo.                        

Las nevadas. He visto caer una buena nevada el día de San Agustín, 11 de noviembre, y santo del  pueblo vecino de Villaproviano a 3k de distancia. Era por la mañana, estábamos sembrando y tuvimos que dejarlo antes del mediodía. Lo cual no fue óbice para ir por la tarde a su fiesta con unos 30 cm. de nieve. Recuerden que la carretera por la teníamos que ir, era de canto rodado partido, cubiertos con tierra. Los inviernos eran muy duros y había años que duraban hasta 4 /5 meses. Tal cual, pero, era lo que entonces había; y todo el mundo feliz y contento. Como se solía decir: a ajo y agua.                                                                                             

La producción: Cereales y otros varios. La practica totalidad de la misma, era eminentemente agrícola, y algo de ganadería, sobre todo lanar.                                                                                    

El terreno/La tierra. Nuestro pueblo, dispone de un terreno que generalmente es de buena calidad, aunque sea de secano. Su geografía, es bastante irregular, en cuanto que tiene abundantes lomas, arroyos (unos 40), y otros desagües menores (que desembocan bien en los arroyos o en los ríos Valdecuriada y Ucieza), y conforman una variedad de pequeños valles muy diversos, pero a la vez, con un terreno de buena calidad.                                                                      

Los productos agrarios que mejor se daban en estos terrenos, que eran y siguen siendo excelentes son: Trigo, cebada, avena, yero, lenteja pardina, y en menor media, guisantes (arvejas), garbanzos, titos, muelas, patatas… y unas cuantas hectáreas dedicadas a la vid.       

Las viñas. El vino que se daba, era un clarete con algo de aguja, bajo en alcohol, y un buen sabor en boca, que en las bodegas subterráneas del pueblo, ganaba en calidad con el tiempo, aunque fuera un vino de consumo anual. Una pena su pérdida.                                             Existían además, unas veintiséis bodegas clásicas subterráneas, teniendo unas tres/cuatro, el lagar para elaborar el vino. Una parte importante de los vecinos, tenían vino de su cosecha para el año. Éste, se metía en carrales de madera que lo conservaba estupendamente.                

La ganadería. Había varios rebaños de ganado lanar, con unos excelentes lechazos y corderos, que al horno de leña como antes se hacía también el pan, eran un verdadero manjar. Éstos rebaños de ovino, sí que eran importantes. En el pueblo, había tres/cuatro pastores, que llevaban al campo, los rebaños de varios vecinos, y alguno tenía una parte del rebaño propio. También había algo de ganado caprino y caballar pero sin mayor importancia.                                

El ganado de trabajo. El primer ganado de trabajo que yo conocí para las labores agrícolas, fueron las vacas, aunque estas, pronto dieron paso al ganado mular principalmente y caballar. Existía un corral llamado de burras, donde los vecinos, llevaban los animales que no trabajaban para que se les llevara al campo a pacer. Para ello, había un pastor que se pagaba entre todos. Éste, avisaba a los vecinos, tocando una gran caracola, que se escuchaba en todo el pueblo.  

Los plantíos. A lo largo y ancho de las riberas de ambos ríos, podíamos contemplar el verdor de bastantes plantíos de chopo y zalces. Estos plantíos junto con el verdor de los ríos, arroyos y carcabítos, daban una sensación de paz y sosiego, para poder disfrutarlos como un bálsamo.     En ellos, hacían sus nidos las pigazas (urracas) (hoy en día, vecinas de las ciudades).También lo hacían los picamadero (pájaro carpintero). Ésta ave, que en los años 1.950 se veía bastante por nuestra tierra, ahora se le da por desaparecido. El pájaro carpintero ibérico, es el más voluminoso de Europa. Y luce un plumaje negro, a excepción de una cresta roja que lucen en su cabeza los machos y que en las hembras es apenas distinguible.                                     He leído por Internet, que en el año 1944, se le daba ya por desaparecido, cosa dudosa, ya que naciendo en 1944, y con varios años más, recuerdo perfectamente verlo realizar su clásico labor por los plantíos del pueblo.                                                                                  

Aves y más. Sobre el año 1968, había diversidad y abundancia de aves. Haciendo un día memoria sobre este tema con un hermano mío, 10 años más que yo, sacábamos sobre 60 aves, y que más menos eran: aguilucho cenizo, ánade real, ánsar común, avejaruco, avutarda, ratonero común,  azor, buitre leonado, Búho real, cernícalo primilla, águila real,  milano negro, milano real, la avutarda común es la especie de ave voladora más pesada del mundo y una de las de mayor tamaño europeas, cigüeña blanca, paloma torcaz, garza imperial, lechuza, mochuelo común, tórtola común, vencejo común, abubilla, golondrina común, avión común, cuervo, grajilla, gorrión, jilguero, pardillo común, halcón peregrino, sisón, y el triguero.           Así mismo, y especialmente en invierno se podía disfrutar de la visión del ave aguzanieves o lavandera blanca. Es un ave inquieta, de aspecto inocente, simpático y limpio. La lavandera blanca solo cría en la península ibérica, especialmente y de forma abundante en el norte de España. Preciosa. Después de los años vividos, me pregunto. Qué se ha hecho de toda aquella inmensa riqueza? Tan mal lo hemos hecho? Y no aprenderemos nunca? Qué pena, qué            

La caza. En cuanto a la  caza, decir que en el pueblo había abundancia de: codorniz, perdiz roja, liebre, conejo de campo, y en menor medida de zorro y jabalí. Otra cosa que recuerdo, es que de chiquitos, nos encantaba descubrir nidos de todo tipo; pero no sé porqué, una vez que los descubríamos, no los tocábamos y nos volvíamos en sus defensores. Era curioso. Era nuestro secreto. A día de hoy, lo pienso y no entiendo que con esa edad, tendríamos tanto cuidado con ellos. La mayor parte de las veces que volvíamos a quererlos ver, el nido estaba vacío. Tanto éste tipo de aves y animales, como el resto que habitaban nuestra zona, están mayormente desaparecidos como si fuera un augurio de lo que está ocurriendo también con las personas.                                                                                                                                                                           La pesca. En los ríos Ucieza y Valdecuriada, abundaban el cangrejo autóctono, la bermejuela, el barbo, y alguna trucha. (Personas de más edad me aseguran que antaño, la trucha se veía regularmente por estos ríos). Ahora bien, yo nací en 1944 y no recuerdo haberlas visto nunca. Sin embargo, el cangrejo autóctono, el barbo, y la bermejuela, sí que tuve la suerte de poder pescar alguno.                                                                                                                                           Los domingos en primavera/verano y después de misa, me encantaba ir a pescar. Me llevaba la caña hecha por mí, las morugas de cebo, una cesta de mimbre pequeña, un sombrero y un libro. Las morugas, las cogía en alguna zona húmeda del pueblo y las metía en un bote metálico, que  cubría con tierra suave para que no se secaran pronto. Recuerdo una zona especial de pesca para mi; había dos tojos grandes en el río Valdecuriada; eran ideales a la sombra de unos grandes zalces que separaban el río de la tierra de al lado con unos tres metros de hierba fresca.                                                                                                                          Por cierto, en el mismo lugar que me aprovisionaba de morugas, existían unas buenas matas de una verdura que hoy es un lujo: berros.                                                                                            Al haber bastante cangrejo autóctono, varias personas durante el verano, se dedicaban a pescar cangrejos, (digamos) que al por mayor. Luego los vendían a otras personas que venían tanto desde Carrión de los Condes, Saldaña, Guardo, como desde Palencia capital. El cangrejo de nuestros ríos, tenía un sabor excelente y era muy solicitado en aquellos entonces.      Aunque a mi, lo que me encantaba, era ir los sábados de madrugada a pescar, y si se daba bien, llevar para casa un buen fardel lleno y luego en una cazuela preparada por mi madre (que era una especialista), e ir a la bodega el domingo después de misa, a pasar unos buenos momentos: cangrejos cocinados un día antes, un vino blanco, alguna cerveza, algo de pan para untar, y la mejor compañía. ¡Un placer¡                                                                                             Para que nos hagamos una idea de los cangrejos que entonces había, les contaré, que siendo un chiquito y después de comer, me iba al río Valdecuriada (350 m. del pueblo) con 10 reteles de saco y en un par de horas, me iba para casa con 1-2 kilos. Eran la cena para mi madre. Su plato favorito. De los pocos lujos que se podía permitir.


* Todas las entradas numeradas como: 240, 241, ... son el resumen desde el día de su inicio de cada una de ellas, hasta el año 2024. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario